BRASIL Itamaraty abre 4 toneladas de archivos

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SAO PAULO, 10 (ANSA) - El canciller brasileño, Antonio Patriota, anunció hoy que pondrá cuatro toneladas de documentos a disposición de la Comisión de la Verdad para investigar la responsabilidad de los diplomáticos brasileños durante la dictadura militar, en especial la Operación Cóndor, la red represiva de los países sudamericanos en los años 70.     
Patriota dijo que los archivos del Palacio de Itamaraty sobre la dictadura (1964-1985) "no fueron destruidos", al reunirse con el titular de la Comisión de la Verdad, el juez Gilson Dipp.    
Dipp, por su parte, afirmó que la Operación Cóndor será una de las líneas de la comisión investigadora creada en junio por la presidenta Dilma Rousseff para investigar los crímenes del régimen de facto.    
La documentación del Servicio Exterior brasileño sobre la dictadura está repartida en 132 cajas depositadas en el Archivo Nacional, en Brasilia.     "Sabemos que hubo en el exterior, durante la represión, en embajadas y consulados, diplomáticos que colaboraron vigilando a personas exiliadas. Vamos a abrir los archivos de Itamaraty", afirmó Dipp.     La comisión tiene apenas misión investigadora ya que en Brasil rige la Ley de Amnistía de 1979, ratificada en 2010 por el Supremo Tribunal Federal, que impide la apertura de juicios contra los agentes policiales y militares que cometieron violaciones a los derechos humanos durante el régimen. 

TESTIMONIOS DEL EXILIO

TESTIMONIOS DEL EXILIO

E: Estamos en la casa de Alberto Barret para conversar con él sobre parte de su vida, lo que él conoce del Paraguay, su vida en el Paraguay, en el exilio, su vida de luchador. Entonces yo te quiero hacer una primera pregunta para entrar en el tema, ¿cuál pudo haber sido el problema cuando juntos estuvimos presos en la 4ta? Quiero que vos relates ese hecho, ¿con quiénes estábamos, tu percepción de cuál fue esa experiencia? Recordarás la carta que escribimos en casa, que sacamos al exterior declarando nuestra huelga de hambre, entonces me interesa mucho, porque vos ya estabas en la 4ta cuando yo llegué, fue en agosto de 1960, en la época plena de las luchas guerrilleras y del terrorismo del Estado. Entonces, para partir de allí y después vos contás aquellas cosas que te parezcan más interesantes del exilio. ¿Por qué saliste exiliado?, ¿por qué nos expulsaron? Esa vez que nos tiraron en Clorinda, al Pilcomayo, a los cuatro que estábamos ahí. Entonces Alberto, dentro de la culpabilidad, como siempre actúas, a tu criterio, ¿de qué podes contar?
V: Sí, yo me acuerdo de cuando vos llegaste a la 4ta, nosotros ya habíamos estado ahí hacía ya un tiempo y habíamos sido apresados en la época de la huelga estudiantil del ‘59, nos apresaron ahí y fuimos al Batallón de Construcciones, una semana de torturas; después al Batallón de Seguridad, me habían roto una clavícula, me habían tirado a un pozo de cal viva, estaban apagando la cal, eso fue un pequeño desastre ahí, porque estuve como tres meses en el calabozo así, atado. Eso fue el 27 de agosto, aniversario de la huelga, ellos hicieron una gran redada, los estudiantes que participaron de la huelga llegaron a nuestra casa y nos agarraron a once. De ahí nos llevaron al Batallón de Seguridad y cuando empezó la guerrilla del 14 de Mayo, el 12 de diciembre del ’59, nos trasladaron ahí, en una piecita de 2m x 3m, estábamos quince presos ahí, cabíamos casi todos para dormir en el piso y los últimos que no cabían dormían sobre una mesa que había.

E: ¿En el piso pelado dormían, ni colchón, ni nada?
V: En esa época, en enero del ‘60 que cayeron ustedes con Cármen, que vos te habías peleado con los policías paraguayos, Cármen fue apresada ahí, hizo una huelga de hambre en la 3ra. Estábamos ahí nosotros, no la vimos. A ella la tenían en el “ABSOLUTO”, que le llamaban a un lugar cerrado. De ahí le largaron a ella, porque ella hizo huelga de hambre y de sed, y eso no debía hacerse, de hambre y de sed. Nosotros andábamos pensando en hacer una huelga de hambre, pero era muy peligroso. Y bueno, vino la época, esa del 11 de diciembre, hubieron muchos traslados de presos, a cuatro nos llevaron a la comisaría 4ta, para nosotros era un campo, un paraíso.

E: ¿En comparación al calabozo?
V: Claro, el calabozo ese era chiquitito, la 4ta. tenía un patio enorme, salíamos a tomar sol una vez por día, una hora por día, era el mes de enero y en fin, poco a poco se fueron restringiendo las libertades, o sea, tomar sol por ejemplo, ir al baño cuando querías, una vez al día nada más y tomar sol una hora al día. Después ya sin tomar sol, porque habían enfrentamientos guerrilleros en la zona de Villarrica.

E: ¿Antonio Alonso por el ‘70 fue ahí asesinado con toda su familia?
V: Antonio Alonso Ramírez, Antonio Otazú; Otazú el que era nuestro compañero, Marcial Arce y en la guardia ponían a veces a todo volumen las noticias donde daban cuenta de esas muertes, muerto en acción de guerra; Antonio Otazú, Marcial Arce, muertos en acción de guerra y Víctor Molinas un concertista de guitarra, muerto en acción de guerra. Nosotros nos enterábamos, porque ponían a todo volumen, nosotros teníamos prohibido leer diarios. En esa época fuiste cayendo vos, era en agosto.

E: ¿En agosto?
V: En agosto, habían oído mis viejos un tiroteo con Tatter, ahí he visto la foto de Tatter también.

E: ¿Tenés por acá también la foto de Tatter?
V: Si, tengo también.

E: ¿Después podemos verla?
V: Fuiste cayendo también vos ahí y se aumentó la vigilancia, se hicieron más duros ahí, ya no se recibía a ninguna visita, porque antes de eso, a veces nosotros recibíamos visitas.

E: ¿En la 4ta?
V: En la 4ta, y tanto es así que en determinado momento hubo el altercado contigo ahí hacia el baño.

E: ¿Te acordás cómo fue el altercado? Resulta que era mi cumpleaños o el cumpleaños de Cármen, nos mando una carta.
V: Eso, en una torta, una carta.

E: Una carta abajo. Escondida y eso descubrió la policía de la guardia.
V: Ellos

E: Nos castigaron a todos ahí.
V: Pero ellos descubrieron porque partieron para comer la torta, notable casualidad nada más, no es por inteligentes, cortaron la torta y encontraron una carta abajo y ahí se produjo el altercado contigo, porque leyeron el contenido de la carta, “que iban a hacer una denuncia en la comisión de DDHH de la OEA, o algo así y escuchamos que vos dijiste, gritaste ahí, ¡hago huelga!, porque te habían apaleado, sableado y demás ahí.

E: Ah!, en la celda continua que era un baño.
V: Era un baño, baño de bañarse digamos.

E: Sí, sí
V: Unas duchas. Y nosotros escuchamos que vos dijiste ¡hago huelga de hambre hasta salir en libertad!, pero nosotros ya habíamos estado experimentando incluso la huelga de hambre hacía tres meses, ¡nosotros experimentamos! Yo fui uno de los experimentadores, eso es toda una historia aquí, que debe hablarse especialmente de eso, la experimentación de la huelga de hambre, sus peripecias y tienen sus lados positivos y negativos, y macabros también. Lo cierto es que dijimos nosotros, “Luis se equivocó ahí”, no puede hacer huelga de hambre y de sed, eso era el 20 de agosto o 31 de agosto, no sé, era el cumpleaños del jefe de policía, algo así, y estaban declarando en San José de Costa Rica que no había ningún preso político, entonces no podía de repente aparecer con que fulano, Dr. Casabianca hizo huelga de hambre, estaba preso. Ellos negaban la existencia de presos, pero de todas maneras, huelga de hambre era algo que requería una solución perentoria, inmediata.

E: Era como suicidarse casi.
V: ¡El gobierno no estaba en condiciones de resolver eso!, y nosotros ya lo habíamos evaluado, porque el caso de Carmen era atípico, fue una sorpresa en toda la historia del Paraguay, ¡una huelga de hambre!, cuando hizo Carmen, la soltaron en la Argentina, pero no sé cómo se produjo eso, entonces dijimos, eso está mal. Y nosotros empezamos a tirar todos los pomelos, naranjas y yerbas, y todo lo que teníamos, tiramos todo al patio y declaramos “huelga de hambre”, hasta recibir un médico forense, leer diario y recibir visitas de los parientes, no era por la libertad.

E: Redactamos una carta después que sacamos. ¿Te acordás?
V: ¡Claro!

E: Porque ellos habían afiliado como a ocho agentes de policía en esa prisión, afiliaron al partido, yo me acuerdo de eso.
V: ¡Sí!

E: Y Rotela se llamaba el agente que sacó la carta.
V: Rotela sacó la carta, también tiraron con piedras unas cartas hacia lo de Dérlis Villagra, hacia la hermana, hacia la casa de ahí, ¿no sé?, nunca se supo si se recibió eso. Pero lo de Rotela era una carta dirigida a la Organizaciones Políticas, Obreras y Sociales, a todo el mundo, a los partidos políticos y se difundió en la Universidad, en todas partes e internacionalmente, y eso le preocupó al gobierno. Pero también nosotros no exigíamos la libertad, creo que al sexto día te largaron en Clorinda.

E: Pronto me pasaron al Pilcomayo, ¡sí, me tiraron!
V: Al Puerto Pilcomayo.

E: Al Puerto Pilcomayo
V: Pero ese hecho después de lo de Carmen, fue el primer problema de esa naturaleza que tuvo el gobierno, porque ya era colectivo. Y bueno, nosotros a partir del 5to día ya sabíamos cómo se sentía uno haciendo huelga de hambre, habíamos participado entre dos y al final fui yo solo nomás, porque primero fue con Benítez Vera.

E: ¿Aquel alto que era camarada nuestro?
V: No, primero fue con Rafael; Rafael llegó un sábado, fue el 3er día de la huelga que uno sentía mayor intensidad de hambre, y venía con unos tallarines con queso picado encima, ¡era una cosa! Y le dijeron a Rafael, “che, ¿no comerías un poco?”, yo creí que decía en broma, y de repente se puso a comer, y ¿cómo? le dije, “y era voluntario”, y me dice, y bueno esta bien. Comieron todo y después Benítez Vera a la tardecita dice, era la hora de la reunión, hacíamos una reunión diaria, dice; “compañeros, yo quiero decir que no podemos dejar que el compañero haga solo la huelga de hambre, tenemos que ser por lo menos dos”, yo me ofrezco a participar con ellos, y habían transcurrido tres días, esta bien, hizo la huelga conmigo, experimentar, ver que pasaba, que se sentía, porque no había donde leer nada, no había Internet, no había nada. Y nosotros teníamos un diccionario pequeño Larousse, teníamos unos mapas ahí y cuando los soviéticos lanzaron un satélite, nosotros teníamos apenas una ventanita para mirar al cielo, hicimos unos cálculos, primero, ¿a qué hora se podía ver el satélite?, y ¿a qué hora y qué día podía pasar por esa ventanita? Estaba haciendo yo con un compás casero ahí el dibujo de la tierra, el espesor de la atmósfera y demás. Y viene un tal Elizardo, un oficial y dice; ¿qué está haciendo ahí, que está haciendo con ese compás?, y le digo, ésta es la forma de la tierra y ésta delgada capa es la atmósfera y yo lo que estoy haciendo, es el cálculo de ¿cuándo? el satélite es alumbrado por el sol, pero ya está oscureciendo para nosotros, en ese momento lo podemos ver y por esa ventana lo podremos ver a la 05:30hs de la mañana desde aquí, y dice, ¿a las 5:30hs de la mañana?, bueno, dio la casualidad que al tipo le gustaban esas cosas y se interesó mucho en el tema, entonces le tocó ser el oficial de recorrida esa madrugada. Y bueno, salió a recorrer y andaba mirando el cielo, y de repente vio una cosa que, no era ninguna estrella, ni nada. Y bueno, nosotros habíamos hecho toda una estrategia, guardias de una hora cada uno, que tenía que despertarle al otro a tal hora, y despertar al otro, para poder estar despiertos en el momento que pasaba. Algunos de los compañeros se durmieron tranquilamente y a las 05:30hs de la mañana viene el tipo, abre y dice, “Allá, ahí pasó el satélite”, un despelote hizo el tipo ahí, nos despertamos todos porque estábamos dormidos, ¿ustedes no lo vieron?, ¡que lo iban a ver!, se durmió el guardia, después salió en el diario que a las 05:30hs de la mañana se vio y que iba a pasar sobre Salta y de acuerdo al mapa de ese diccionario, esta era la ciudad por donde iba a pasar y todavía iba a ser alumbrado por el sol y todavía no iba a amanecer, y así fue.

E: ¿Sputnik, ese fue, no?
V: No, fue el primero, fue un satélite, imagínate que ya era agosto de 1960, el Sputnik fue en el ‘56, ’57, lo que sigue a esa historia fue cómica.

E: Sí, porque si nosotros nos estamos riendo
V: Porque los tipos a raíz de eso dijeron, “Esos presos políticos que están ahí, pueden hacer cualquier cosa”, cualquier cosa pueden hacer, tienen que tener mucho cuidado. Y había un tipo que era mi compañero en la escuela primaria, era un oficial de ahí, pero por otra parte había el plan, que si había un acoso en Asunción, por ejemplo, revolucionario, que fueran aniquilados los presos políticos, y eso nos enteramos nosotros ahí, vino un tipo de la comisaría 3ra y se fue al baño, y Morínigo, el zapatero tenía un pantalón beige, ese color de los policías.

E: Morínigo era un zapatero que estaba ahí con nosotros
V: Sí, Atilano Morínigo

E: Atilano Morínigo ya murió
V: ¿Murió Atilano?, mira che! Fue al baño, y este oficial que vino de la otra comisaría fue al baño también y le dijo Morínigo, ¿qué tal allá en la 3ra, cómo andan? “y bien” dice, ahora se viene pesada la mano, porque si viene un ataque de los revolucionarios aquí, todos los detenidos políticos van a ser liquidados, mira vos. Lo confundió con un policía a Morínigo, así fue que nos enteramos nosotros. Y el amigo mío que era ahí oficial me dice; “No, quedate tranquilo, si pasa algo, ustedes van a salir y yo voy a irme con ustedes”, notable. Hubo muchas cosas que pasaron ahí, muchas cosas.

E: ¿Decime una cosa Alberto, después a mi me sacaron a los seis días, ustedes estuvieron mucho tiempo todavía, hasta doce o quince días de huelga de hambre?
V: Once días y después continuamos un día más la huelga en la Argentina, porque nos pusieron guardia en el hospital.

E: ¿Ah!, te pusieron guardia en el hospital?
V: ¡Pero caramba, estamos en un país libre!, ¿o dónde estamos aquí?, ¿estamos presos aquí? Yo me saqué la manguera que me pusieron en la vena para alimentarme y todos hicieron lo mismo, y bueno, hicieron una reunión ahí y dijeron ¡no!, no se va a levantar la guardia, así que ustedes coman, tomen la sopa tranquilos. Y ahí fue que veinte y cuatro horas más hicimos la huelga.

E: ¿En la Argentina?
V: En la Argentina.

E: ¿Clorinda?
V: Sí, se completaron doce días, la experiencia que yo había hecho era de ocho días nomás, los demás días ya eran de riesgo total.

E: Uno comienza a marearse, a sentirse muy débil, ¿te acordás que nos acostábamos, para mantener por más tiempo la energía?
V: Toda la energía que se podía ahorrar, se ahorraba acostado sobre el piri (colchoneta de tacuara) en el piso y ahí nomás.

E: ¿Ese es el comienzo de tu exilio, de tu largo exilio?
V: Ahí fue que en el undécimo día nos llevaron en una camilla en la división de Investigaciones, nos sacaron otra vez la foto y nos mandaron por el puerto, por Itá Enramada, Puerto Pilcomayo, deportados con una carta. El tipo de Investigaciones llevaba una carta, y ahí el oficial de la Marina le interrogó al oficial del Ministerio del Interior. Y bueno, después de eso fuimos al hospital y del hospital quince días de internación, después salimos. Ahí nos quisieron asesinar, porque había algunos datos de gente que venía y averiguaba mucho de nosotros en el hospital. Nosotros salimos y había una pensión, 12 de Junio, de un liberal, que era muy amigo de un amigo de mi viejo, también de la antigua guardia, “Yacaré Valija” se llamaba, amigo de “Yacaré Valija” dice, no el 14 se va a ser cargo de ustedes, el 14 de Mayo, ustedes van a estar en una pensión con todas las garantías hasta que se restablezcan. Y fuimos nosotros a la pensión y era una serie de piecitas y en la última había dos camitas, mosquiteros, y nos alojaron ahí. Eso era a fines de septiembre, nos alojaron ahí, y hablamos largamente con el muchacho liberal, Pensión 12 de Junio se llamaba. No, ustedes aquí descansen tranquilamente, que le vamos a servir la comida, el desayuno, la cena, se puso con todo con nosotros. Bueno, agradecimos y salimos. Eso sí, cuando salgan tengan cuidado, porque aquí sabemos quién anda por la calle. Y salíamos nosotros, hacíamos nuestras visitas, yo le enseñaba matemáticas a una chica, hija de un amigo, y había un parasicólogo que había sido nuestro ayudante en el Paraguay, que repartía pan y de vez en cuando subía con él al carrito y daba una vuelta. No me acuerdo el nombre, el dueño de la pensión se preocupaba un poco, es que el tipo había notado cierta vigilancia sobre la casa y venían unos miembros de una Iglesia Evangélica, a catequizarnos, a querer ganarnos y nosotros no desconfiábamos de ellos, parecían gente sincera y no eran de esos peligrosos; a la tardecita nos dice, mira, ¿por qué no se mudan a lo de fulano? Y a eso de las doce de la noche ladraron los perros, y hubo un movimiento ahí en nuestra ex piecita y salieron corriendo dos tipos y les siguieron, le corrieron, dieron una vuelta por ahí y le agarraron a uno, y estaba mi cama y la de Rafael toda acuchillada.

E: ¿A acuchillar?
V: De los que iban a matarnos, lo llevaron a la Gendarmería, se volvió a escapar, pero como ya estaba cansado y los compañeros estaban descansados, lo agarraron de nuevo. Lo agarraron y lo llevaron a la Gendarmería, y el jefe, un tal Moki, que era de la SIDE, lo agarró, lo interrogó duramente, y al otro día lo volvió a interrogar y lo apretó tan mal y murió el tipo.

E: ¿Murió?, ¿el policía paraguayo?
V: El policía paraguayo, y antes declaró que sí, que venía para matarnos, que venía del Ministerio del Interior para matarnos.



Otro Testimonio

E: Podés empezar a relatar desde el comienzo tu caso.
V: Yo estudié en Asunción en el Colegio Nacional de la Capital. Cuando estaba en el 4to curso, mi vecino era Juan Patiño, que era estudiante de Ingeniería del 5to curso, que me indujo para querer ser ingeniero, y él me daba libros como Baldor, como W… Smith. Desde muy temprano, desde 4to curso comencé a estudiar Matemática avanzada con él, Álgebra, Geometría, Trigonometría, Física, todos los libros que utilizan ellos. Y yo llegué al Bachiller (SILENCIO; EL TESTIMONIANTE SE QUIEBRA; LLANTOS) no existo yo en ningún lado, ahí metieron mi muerte, yo no tengo más que este documento (muestra su cédula), esa es la parte más triste de mi vida, yo pude haber sido ingeniero, pude haber sido alguien en la vida (SOLLOZOS). Pero el padre Maciel me cedió en Quiindy, en el colegio Cristóbal Pérez para enseñar ahí, ahí fue que yo enseñé 2años, y el tercer año ya me atacan en Paraguari, ya no pude enseñar más después, ya estaba marcado en todos lados. En 2 semanas que yo ya no me iba a presentarme a mi trabajo no había comunicación para mí, entonces la directora Irma Pérez (en el colegio Cristóbal Pérez), ahí fue que osé un poco y en la curva, que era donde se hacía el control de los colectivos que se iban a Quiindy, me bajé una cuadra antes para cruzar, porque era la tercera semana que yo no me presentaba a mi trabajo, y ahí fue que me hirieron aquí en mi pierna (muestra).

E: ¿Te dispararon?
V: Sí. La suerte es que no agarró mi hueso, agarró mi carne nomás.

E: ¿La policía te disparó?
V: Sí, y esa fue la última vez que yo me fui ahí, después ya fue vagar, mis amigos me ayuden, me voy y traigo contrabando para ganarme la vida.

E: ¿En qué año fue eso?
V: En el 68 fue que yo empecé a enseñar en Cristóbal Pérez, que yo supuestamente ya era bachiller, encima que yo tenía estudios muy avanzados en la matemática, entonces el pa’i Maciel me dio una cátedra, él enseñaba ahí, entonces él se dejó de la enseñanza para que yo pueda entrar. Había un profesor ex seminarista, de apellido Zaracho, yo hacía Aritmética del primer curso, sistema antiguo, en el segundo curso hacía la primera parte de Álgebra, y Geometría primera parte. En el tercer curso hacía Álgebra y Geometría segunda parte. Cuarto curso trigonometría; quinto curso Física Mecánica, y así….

E: ¿Cuántos años vos tenías cuando eso?
V: Yo nací en 1947.

E: Tenías 21 años entonces. ¿En qué año ocurrió este hecho que te dispararon?
V: Esto sucedió en 1969 por ahí.

E: ¿Recordás más o menos qué mes?
V: En época de colegio era, porque yo insistía para irme a las clases.

E: ¿En ese momento usted ya estaba trabajando con el padre Maciel?
V: Yo muy poco todavía, pero nosotros ya estábamos marcados.

E: ¿Por qué?
V: Por mi padre., mi papá le dio todo al padre Maciel para que forme olerías; después ya comenzamos uno a uno que estábamos todos en los registros del control, porque había pyragüe en todos lados, y después yo ya no tenía idea de qué hacer, no me fui del país, mis amigos me ayudan. Cuando yo era criatura trabajaba en una casa de venta de repuestos para vehículos, yo entendía esas cosas.

E: Para entender un poco más la historia, usted entonces comenzó a trabajar en la escuela.
V: En el Colegio Cristóbal Pérez.

E: Ya estaba marcado dice usted, ¿qué significaba eso?
V: Marcado por los seccionaleros de Quiindy, ellos envían los nombres de los hijos de mi padre. Por ejemplo, mi peor pecado, vamos a decirle, es ir a reemplazarle al padre Maciel.

E: ¿Qué es lo que pasa en ese momento?
V: Los primeros tiempos nada, el primer año enseñé bien, tranquilo. En el segundo año ahí por la mitad ya empezó la cosa.

E: ¿Qué pasó?
V: No venían los alumnos y venía el presidente de la seccional y quería que le ponga la nota, así comenzó.

E: ¿Eran allegados (al presidente de seccional)?
V: Sí, la directora también me decía; pero en esa cosa no incidía tanto la persecución porque yo dije no y punto. La persecución es que después me atajaron en Paraguari.

E: ¿Eso fue en qué momento más o menos?
V: En la mitad del año por ahí.

E: ¿Saliendo del colegio?
V: No, yo vivía en Asunción, si yo todavía estaba estudiando el bachillerato, estaba haciendo el 6to curso, yo me iba para ganar un poco también mi dinero. Fue en ese viaje en que yo me iba para enseñar y después volvía otra vez.

E: Eso fue cuando le detuvieron.
V: A mí no me detuvieron, me atajaron en el sentido que me prohibieron pasar Paraguari, me hicieron bajar y dijeron “siga señor, usted tiene que ir otra vez de vuelta”.

E: ¿Era un policía?
V: Sí, policía era.

E: ¿Estaba uniformado?
V: Uniformado, todo completo.

E: ¿Y cuál era el motivo de redado, le dicen que era por orden de arriba?
V: Sí, y la otra parte ya te dije: cuando yo me recibí de bachiller yo no existía había sido.

E: ¿Desaparecieron tus papeles?
V: Todo desaparecieron.

E: ¿Hasta hoy no tenés certificado de estudio ni nada?
V: Nada, no existo luego, me morí ahí.

E: ¿Pero averiguaste?
V: Sí, en todos lados.

E: ¿Vos creés que los seccionaleros de allá mandaron a hacer o qué?
V: Yo creo que eso ya se hizo ya acá porque la juventud colorada del colegio era bastante fuerte.

E: ¿Por qué motivo suponés que hicieron?
V: Y por “comunista”, ese era el motivo.

E: ¿A vos te llegaron a acusar de “comunista”?
V: Sí, hasta ahora.

E: ¿Vos en qué año pensás que pudo haber pasado?
V: En el 67/68; yo soy de la promoción del 67.

E: ¿En ese momento creés que ellos pudieron haber sacado tus papeles?
V: Yo a lo primero creí que no me dieron porque muchas veces hay plata que hay que poner para tal o cual cosa, y no puse, yo creí que así nomás iba a ser.

E: ¿Quiénes pedían plata?
V: Y ahí para la fiesta de colación, la organización, yo pensé que por eso nomás no me hizo dar mis papeles. Pero después ya se puso en serio porque yo ya quería presentarme a la facultad y no tenía nada, hasta que no tuve, porque ahora no necesito más, sesenta años ya tengo, ahora yo ya tenía que haber estado jubilado.

E: ¿En algún momento usted militó en algún partido, movimiento o alguna organización con la que estuvo trabajando de cerca?
V: Sí, pero después ya de todo eso, fue por rebelión; hasta este momento yo mantengo eso.

E: ¿Pero más o menos en qué año empezó a involucrarse?
V: Yo estuve involucrado desde chiquitito con el pa’i Maciel, desde siempre, si a él se le buscaba en todos lados y estaba en casa.

E: ¿Pero usted decide colaborar en qué año más o menos?
V: Todos los años, desde que yo me fui a quedarme en Quiindy yo colaboré con ellos.

E: Cuando vos decís que después de que ocurrió esto, a modo de rebelión fue como que vos participaste más o fondo?
V: Sí.

E: ¿Asumiste otras responsabilidades?
V: Sí.

E: ¿Qué por ejemplo?
V: Hago organizaciones para la estabilidad económica de la gente, hacer proyectos. Si ustedes se van en Quiindy yo les voy a mostrar un montón de proyectos, que hasta ahora no se hizo nada. Yo agarré la parte de los campos comunales, donde los pobres largan su vaca, pero el campo comunal te da para largar la vaca nomás… Las Ligas Agrarias su principal objetivo era la adquisición de un mayor poder adquisitivo de cada familia, eso era lo más importante, que cada familia tenga u poder adquisitivo, y eso poder adquisitivo no se puede con un gobierno que te quiere programar tu vida, nosotros no aceptamos la programación, nosotros tenemos que hacer como nosotros creemos, nosotros tenemos que evolucionar como nosotros evolucionemos, no como ellos quieren que evolucionemos. El hospital tiene que ser hospital comunal, es nuestra costumbre, nada de extraños, por ejemplo los programas de agro tóxicos, para qué, para que se coman todos los costos de la familia, insecticidas que te traen para envenenar el país, nosotros no aceptamos eso. Nosotros nos reímos de esos campesinos que vienen a llorarle a Nicanor, porque ellos en el momento que hay un programa ellos tienen que decir no, nosotros tenemos nuestro programa, no después venir a pedir limosna. Nuestro proyecto es casa por casa, un niño a ver si tiene documento, a ver cómo se maneja, levantar el autoestima a la gente, ir a ver si no es casado se le hace casar, se le pone todo en condiciones, y de ahí se va yendo de a poco. Cómo se utiliza la huerta a nivel familiar, cómo se alimenta a los niños para ir a la escuela. No se olviden que las verduras que se presentaron en el Mercado 4 fueron de las Ligas Agrarias, traían de Capiibary, cuando se atropelló allá. Eso era lo que yo manejaba, hasta ahora yo tengo todo los proyectos, no sé nomás dónde lo que voy a presentar porque tengo miedo también pues.

E: ¿Te quedaste con miedo?
V: Sí. Y después que hay 1500 familias que se involucraron en esas cosas, y si yo le doy ese proyecto a un político él se va a ir a traer el dinero y come todo de mí y no pasa nada allá, qué va a decir la gente por mí.

E: ¿Partes de esos proyectos se implementaron en su momento?
V: Sí, en su momento. Algunos se quedaron muy bien, hasta ahora, por decir un 5 o 10%.

E: ¿Eso en qué parte es más o menos?
V: Nosotros estamos a 110 kilómetros de Asunción, a 2kilómetros sobre la ruta que va de Ybycu’i, esa es la compañía Costa Gaona.

E: ¿Ahí se sigue implementando más o menos eso?
V: En algunas casas, pero no en todas, el problema en Paraguay es que no nos dejan desarrollarnos, y nosotros tenemos que desarrollarnos, y el desarrollo es formas comisiones, cooperativas, que la gente vaya aumentando su caudal de riqueza, generador de riqueza, todo eso, para sus hijos, que no haya más niños desnutridos. Eso nosotros practicamos en la tercera orden franciscana, hacemos grandes reuniones y de ahí sacamos la conclusión de cómo está nuestro país, y nuestros país es democracia de palabra; el campesino tiene que trabajar, luchar para los poderosos, y encima para sus pares campesinos también, genera riquezas pero no se reparte esa riqueza a nivel, ese es la parte que ellos creen que somos comunistas.

E: Retomando eso, en aquel momento ustedes eran acusados de ser comunistas.
V: Sí.

E: ¿Por parte de quiénes era eso?
V: Del gobierno mismo, los grandes seccionaleros.

E: ¿Se acuerda de los nombres de alguno de ellos?
V: Baldomero Barrios.

E: ¿En qué año más o menos él estuvo en la seccional?
V: Como seccional no sé, pero como perseguidor de sus compueblanos sí. En una oportunidad él, había un señor de apellido Guerrero, ese es de la localidad de Tobati’gua, es otra localidad de Quiindy, era un señor próspero él, trabajador, producía miel, tenía piletas de miel para la caña (en Quiindy la caña blanca era la industria), un día se fueron y atropellaron, le llevaron a él, a su hija, a su esposa, a todos, y se quedó este señor que yo te dije (Baldomero Barrios) y trajo él y destiló todo.

E: ¿Había otro que también hacía lo mismo?
V: Yo no conozco otro, había gente que le apoyaba, grupo de seccionaleros, había gente que se iba y le apoyaba; ahora he visto que su hijo, Clemente Barrios está con Castiglioni.

E: En el caso de usted se involucró más en las Ligas Agrarias y sintió más la persecución en ese momento.
V: Sí, la presión. Te voy a decir cómo era eso, sesenta años yo ya tengo: yo no tenía derecho a casarme, porque donde me iba me rechazaban, porque si vos eras mi amigo, vos te ibas a la seccional y ahí nomás te ibas a decir…

E: ¿Usted se sentía discriminado?
V: Totalmente discriminado, todos los vecinos estaban por nosotros, y esa presión vos sentís, por ejemplo si yo venía a Asunción todo el mundo miraba para ver qué llevaba y qué no llevaba.

E: ¿Y con los parientes?
V: No tanto porque nosotros somos una familia casi de Asunción, mi padre, mi madre, abuela y abuelo materno y todos mis tíos y mis tías viven en Asunción, de parte de mi padre también viven en Asunción, otros pocos viven en Coronel Oviedo….
Yo me desenvolvía bien trabajando en contrabando, me iba en Clorinda, no tenía lugar fijo en donde dormía, me bajaba de Foz de Iguazú y me iba en Clorinda para trabajar.

E: ¿Eso fue después de que te atajaron aquella vez?
V: Sí, después de todo ya.

E: ¿Cuánto tiempo vos estuviste así?
V: Desde 1970 hasta 1989, hasta la caída (de Stroessner); hasta ahora tengo miedo.

E: Volviendo sobre el hecho aquél en que te atajaron en el cruce, ¿podés relatar más o menos cómo sucedió ese hecho?
V: Sí: yo me bajé antes de que atajen el camión, antes de la garita en que está el control, hay una curva ahí, en esa curva ahora está el hospital de Paraguari, ese era un baldío y ahí yo iba a pasar.

E: ¿Solías hacer eso?
V: No, primera vez era que hacía, porque era la tercera semana que yo no me presentaba más a mi trabajo, nadie sabía nada, y ahí se supo todo porque mi padre tuvo que saber qué me pasó y se fue junto a la directora y le contó, ahí recién se supo qué era el problema que yo tenía. Hay que luchar nomás luego en la vida para ganar, pero lo que más me dolió es que yo podía ser útil mucho más a mi pueblo, esa es la parte que más me duele… Ahora sigo, los tiempos necesarios yo le dedico a la gente, cómo podemos mejorar, ustedes si por ahí me pueden ayudar a conseguir una organización que quiere apoyarnos, hay 1.500 familias que viven al aire, y eso si nosotros le damos a un político él va a agarrar y a destruir todo, aunque no coma. Nosotros queremos que esa gente piense y evolucione y que vote por lo que más le gusta.

E: ¿Tiene miedo todavía a la dictadura?
V: No es fácil mi estimado, ustedes no se imaginan, mi mamá y mi papá no sabían en qué yuyal yo estaba durmiendo, mi mamá se quedó sola, a ella no le contamos porque si le llegaba la represión y sabían y le apretaban, por si cuenta.

E: ¿Ella no sabía nada?
V: No sabía, y así seguía.

E: ¿Vos estuviste viviendo clandestino prácticamente?
V: Y sí, ni siquiera como un animal, porque muchos perros de acá viven mejor de lo que yo vivía, no es fácil, fue una parte muy dolorosa, la otra parte dolorosa es que te vienen y te invaden la casa. ¿Ustedes conocen Abraham Cue? ¿Conocen la Pascua Dolorosa? Revisen y van a encontrar que esa fecha es siempre la intervención total, ¿por qué?, y porque el campesino junta su algodón, vende por la semana santa, que esto, que aquello, y el resto guarda en su valija o en su ropero, en cualquier parte, y eso se van y agarran todo, y andá a reclamar después, “comunista plata” te dicen. 


Exilios Políticos del Cono Sur en el siglo XX

Exilios Políticos del Cono Sur en el siglo XX

Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Maestría en Historia y Memoria
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales
Centro de Investigaciones Sociohistóricas
PRIMERA CIRCULAR
Jornadas de trabajo sobre 
Exilios Políticos del Cono Sur en el siglo XX
Agendas, problemas y perspectivas conceptuales
La Plata, 26, 27 y 28 de septiembre de 2012
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Calle 48 e/ 6 y 7
La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina
Surgida a partir de las Jornadas de presentación de proyectos Exilio y Política
realizadas en agosto de 2010 en la Universidad Nacional de La Plata, esta
convocatoria se propone profundizar en la circulación y conocimiento de los
trabajos que actualmente se están desarrollando en distintos ámbitos y unidades
académicas sobre los procesos de exilios políticos que afectaron a Brasil,
Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay durante la segunda mitad del
siglo XX. El objetivo central de estas Jornadas de Trabajo es constituirse en un
espacio de diálogo, discusión y debate acerca de distintos problemas y
dimensiones a los que se enfrentan los investigadores de los exilios políticos
del pasado reciente en el Cono Sur de América Latina. Uno de los propósitos
de este espacio consiste en avanzar sobre una mirada comparada de los
distintos procesos exiliares del Cono Sur, abordando a esta región como
espacio de expulsión de migrantes políticos -y que tuvo a diferentes países del
mundo como destino-, a la vez que fue ella misma receptora de otras
experiencias de destierro. En este sentido, se propone integrar las perspectivas
de análisis de casos por país con aquellos estudios preocupados por el abordaje
de estos procesos en clave comparativa y, al mismo tiempo, en escalas locales,
internacionales y transnacionales, a fin de avanzar en una agenda regional de
temas y problemas que constituyen a este campo de estudios. Asimismo, se
propone abordar los exilios desde una perspectiva compleja, interdisciplinaria,
integrando variables como la identidad, el género o las experiencias etáreas,
por mencionar algunas de ellas. En último lugar se plantea incidir en aspectos
como las redes que encadenan los exilios tanto en una perspectiva diacrónica
como sincrónica y que enlaza, además, el o los países dejados, con el o los
países de destino, tanto en el exilio como en el retorno.
La dinámica de trabajo se concentrará en Paneles de Presentaciones a cargo de
especialistas en el tema y en Talleres de Trabajo en las que tendrán lugar las
exposiciones de los proyectos y avances de investigación. La metodología de
los Talleres consistirá en comentarios de los coordinadores y/o comentaristas
especiales para cada trabajo, la subdivisión de sesiones y la circulación previa
de todos los trabajos presentados entre los ponentes.
Se extiende esta convocatoria a los estudiantes de grado y posgrado, docentes,
investigadores y al público en general, para presentar sus investigaciones o
aquellos interrogantes en curso sobre el tema de los exilios políticos en el Cono
Sur.
Criterios de presentación
Los resúmenes y ponencias deben indicar con claridad cuál es el recorte
temático del trabajo, los argumentos principales, el país o área geográfica
concernida y el marco temporal trabajado.
Se solicita especificar:
- Si se trata de un proyecto de investigación: por favor, indicar el marco
institucional – si lo hubiere- en el que se está desarrollando. Si se trata del
ámbito académico, aclarar en qué grado se está realizando (licenciatura,
especialización, maestría, doctorado, posdoctorado, otros) y en qué
instancia se encuentra (proyecto en construcción/ proyecto concluido).
- Si se trata de estudios ya avanzados o finalizados: por favor, indicar si fue
realizado en el marco de un programa académico. Se solicita enfatizar en
aquellas dimensiones, problemáticas e interrogantes que deja abiertos para
que, de este modo, se enriquezca la dinámica de trabajo.
Por favor, respetar el siguiente encabezado para los resúmenes y ponencias:
- Título de la ponencia
- Apellido y nombre del/a autor/a o autores
- Pertenencia institucional (si corresponde)
- Correo electrónico
- Autorización de publicación en las Memorias de las Jornadas: sí/no
- Tipo de trabajo: proyecto/avance de investigación/investigación terminada
Normas de presentación
Los resúmenes deben enviarse en formato Word para Windows, en idioma
español o portugués con traducción al inglés en cualquiera de los dos casos. No
deberán superar las 250 palabras. La tipografía sugerida es Times, 12,
interlineado 1,5; en hoja tamaño carta y márgenes de 2,5 de cada lado. La
alineación de los párrafos debe ser justificada. Debe ir acompañado de, al
menos, cuatro palabras claves.
Las ponencias deben enviarse en formato Word para Windows, en idioma
español o portugués, escritos en tipografía Times a 12 puntos, interlineado 1,5;
en hoja tamaño carta y márgenes de 2.5 de cada lado. La alineación de los
párrafos debe ser justificada. La extensión máxima de las ponencias debe ser
de 20 cuartillas, incluyendo gráficos, imágenes, bibliografía y fuentes. Para las
notas al pie se sugiere en la misma fuente tipográfica, tamaño 10, interlineado
simple.
Plazos de presentación
Resúmenes: hasta el 30 de marzo de 2012
Ponencias: hasta el 30 de julio de 2012
Deben enviarse al correo electrónico: jornadasdelexilio2012@gmail.com
Sólo se aceptarán aquellos trabajos que se sitúen dentro de los marcos
temáticos y temporales definidos en la convocatoria y que cumplan con las
normas de presentación solicitadas
Los costos de inscripción serán informados en la segunda circular
Para más información: jornadasdelexilio2012@gmail.com
Comité Organizador
Adrián Velázquez Ramírez (Instituto de Altos Estudios Sociales-UNSAM, CEDIS,
Argentina)
Andrés Bisso (Centro de Investigaciones Sociohistóricas-UNLP, CONICET, Argentina)
Diana Arellano (Universidad Nacional de Misiones, Argentina)
Enrique Corazza (Instituto de Iberoamérica, Universidad de Salamanca, España)
Javier Campo (Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA – CONICET,
Argentina)
Leandro Sessa (Centro de Investigaciones Sociohistóricas, UNLP, Argentina)
Luis Roniger (Wake Forest University, Estados Unidos de América)
Marina Franco (Universidad Nacional de San Martín – CONICET, Argentina)
Mario Sznadjer (Universidad de Jerusalem, Israel)
Mario Ayala (Universidad de Buenos Aires, Argentina)
Melisa Slatman (Universidad de Buenos Aires – CONICET, Argentina)
Pablo Yankelevich (Instituto Nacional de Antropología e Historia, México)
Samantha Viz Quadrat (Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro, Brasil)
Silvia Dutrénit Bielous (Instituto Mora, México)
Silvina Jensen (Universidad Nacional del Sur - CONICET, Argentina)
Soledad Lastra (Centro de Investigaciones Sociohistóricas, UNLP - CONICET,
Argentina)
Virginia Pisarello (Universidad Nacional del Litoral - CONICET, Argentina)
Comité Científico
Alberto Pérez (Maestría de Historia y Memoria, UNLP, Argentina)
Anibal Viguera (Centro de Investigaciones Sociohistóricas, UNLP, Argentina)
Bruno Groppo (Centre d'Histoire Sociale du XXe Siècle, Universidad de París I, Francia)
Dora Barrancos (Universidad de Buenos Aires, CONICET, Argentina)
Cristina Tortti (Maestría de Historia y Memoria, UNLP, Argentina)
Enzo Traverso (Université de Picardie Jules Verne, Francia)
Gerardo Caetano (Universidad de la República, Uruguay)
Guillermo Mira Delli-Zotti (Instituto de Iberoamérica- Universidad de Salamanca,
España)
Josefina Cuesta Bustillo (Universidad de Salamanca, España)
José Luis De Diego (Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales,
UNLP, Argentina)
Margarita del Olmo (Centro de Ciencias Humanas y Sociales, España)
Pablo Pozzi (Universidad de Buenos Aires, Argentina)
Patricia Flier (Centro de Investigaciones Sociohistóricas, UNLP, Argentina)
Ricardo Rivas (Centro de Investigaciones Sociohistóricas, UNLP, Argentina)
Sandra Raggio (Maestría de Historia y Memoria, UNLP, Argentina)
Teresa Basile (Maestría de Historia y Memoria, UNLP, Argentina)

Bombas, Santa Catarina, Brasil

PSICOLOGIA › CONSECUENCIAS SUBJETIVAS DEL TERRORISMO DE ESTADO

Testigos necesarios

Al considerar el acto de quienes dan testimonio en los juicios por el terrorismo de Estado, la autora señala que “al valor jurídico probatorio que los convierte en ‘testigos necesarios’ se agrega la dimensión de restitución subjetiva. La palabra, en un escenario público que la sanciona con valor jurídico, acerca al sujeto a una dimensión reparatoria que, sin embargo, tiene un punto de imposibilidad”.
 Por Ana María Careaga *
En los juicios por la represión clandestina e ilegal, durante la última dictadura militar, se ha dado en llamar “testigos necesarios” a los que pueden reconstruir lo sucedido por haber sido, en su mayoría, víctimas de esos delitos: detenidos-desaparecidos, familiares o allegados. El carácter oculto de aquella represión los vuelve imprescindibles para dar cuenta de los hechos que se constituyen en prueba contra los perpetradores. No contando en general estos sucesos, por su naturaleza, con testigos presenciales “ajenos a los mismos”, la víctima deviene responsable de probar el delito de lesa humanidad. Este testigo debe reconstruir, en su relato, algo que lo trasciende como individuo: es portador de un fragmento de la historia que lo involucra a la vez que lo excede largamente.
En la singularidad de cada uno de los testimonios que se escuchan día a día en las audiencias, se reconstruye una etapa de la historia argentina que, en su magnitud, era des-conocida por el conjunto de la sociedad. Esta reconstrucción se configura en la suma de vivencias únicas y singulares, que a la vez la tornan un solo relato colectivo en el cual se muestra la sistematización, repetición y planificación del terrorismo de Estado. “Una sola muerte numerosa”, escribió Tomás Eloy Martínez en Lugar común la muerte.
El testigo, colocado en el lugar del que, en sede judicial, demuestra la verdad de lo acontecido en los campos, debe así contar una y otra vez lo mismo, y esto deberá coincidir con el relato de los otros, que a su vez cuentan una y otra vez lo mismo, sucedido en diferentes rincones del país. Pero se trata de expresar lo imposible de ser dicho: algo que, en tanto traumático, es del orden de lo indecible.
Y esto es a la vez posible e imposible. Su posibilidad se encarna en la repetición de cada testimonio. Su imposibilidad, en la estructura misma del sujeto. Un ejemplo paradigmático, en la escena jurídica, es la insistencia en los dichos probatorios de los testigos, para que den cuenta presencialmente de los hechos de tortura que se les imputan a los reos. El esfuerzo de los testimoniantes por demostrar las prácticas de tortura efectuadas sobre terceros resulta ser, en muchos casos, un relato que excluye la mirada. Ante las preguntas de jueces o abogados defensores acerca de si el testigo vio cuando aplicaban tormentos, la mayoría da respuestas como: “Sé que lo hicieron porque vi a Fulano salir de la sala de tortura todo transpirado...”, o bien “... sacado”, o “Lo sé porque cada vez que eso pasaba ponían la música a todo volumen” o “... escuchaba los gritos”. Y algo falta allí. Falta el testigo directo; aquel que, con su mirada, da cuenta del cuerpo agujereado del otro.
La mirada queda excluida de su valor probatorio, dando lugar a la palabra, a un solo relato colectivo que resulta contundente en la repetición de una metodología aplicada a todos. Así, la práctica de la tortura cobra relieve también en tanto exceso imposible de tramitar; la tortura como resto imposible de verbalizar queda sancionada de este modo. En estos términos el testimonio deviene, precisamente, en el lugar de producción de verdad como soporte de la justicia.
Como en el relato del sueño, el sujeto reconstruye una vivencia que es única y singular para él, y en ese texto define el único acercamiento posible a la verdad velada que habrá de dilucidarse. En ese intento de narrar el tránsito a la muerte, en ese relato subjetivo, en la reconstrucción contextual que hace el sujeto, allí es como se puede acceder a la mayor verdad posible sobre la represión oculta. En el texto único de cada narración irrumpe el sujeto singular y se sitúa la diferencia; en la repetición, el relato encarna en una historia colectiva.
Cuando acontece el olvido, el sujeto, puesto en la posición de recordar, intenta justificar esa imposibilidad: “Me pasé treinta y cinco años tratando de olvidar y ahora me piden que recuerde...”. También está el que logra utilizar ese escenario para decir lo que nunca antes había dicho, sancionándolo como espacio reparador más allá del valor probatorio de su relato. Estuvo el que, ante la pregunta por cuándo fue puesto en libertad, luego de ensayar distintas respuestas posibles, concluyó: “Esa pregunta se la debo”, manifestando así los alcances de la represión encarnada. En todos ellos se da la intersección entre la experiencia singular y la colectiva. Ante la pregunta por los efectos que esa experiencia traumática dejó en su vida, una testigo contestó: “Recién pude empezar a restituirme cuando empecé a colaborar en la confección y reconstrucción de los listados de los desaparecidos”.
En las audiencias, se escucha: “Los testigos tenemos el deber, tenemos la obligación ...”; o bien: “A nosotros no nos obliga nadie, lo hacemos por la memoria de los compañeros ...”. Pero, más allá de la impronta de cada sujeto testimoniante, la palabra de los testigos adquiere varias dimensiones. Al valor jurídico probatorio que los convierte en “testigos necesarios”, se agrega la dimensión de restitución subjetiva. En tanto la palabra se explicita en un escenario público que la sanciona con valor jurídico, acerca al sujeto a una dimensión reparatoria que, sin embargo, tiene un punto de imposibilidad. Hay una parte irreparable de estos hechos traumáticos, jamás retornará el sujeto a un estado anterior. Pero el escenario de la Justicia es uno de los que pueden, en parte, reparar las consecuencias del terrorismo de Estado, tanto en el plano social como en el individual.
Lo indecible de estas experiencias, lo inenarrable de estas prácticas aberrantes que se relatan en los testimonios, lo que las constituye en delitos que ofenden a la humanidad, es precisamente lo que da cuenta de su dimensión irreparable. La institución del sistema concentracionario; la vivencia en condiciones infrahumanas de las personas sometidas a tratos crueles y degradantes; el robo de bebés; la incertidumbre habitando miles de hogares durante años; la imposibilidad del duelo frente a un cuerpo ausente; la práctica de acudir a cenotafios (monumentos funerarios en los que el cadáver no está) para encontrar un lugar de inscripción en la piedra del nombre del desaparecido; todo esto nos coloca en la necesidad de pensar en consecuencias subjetivas del terrorismo de Estado, que necesariamente nos involucran a todos. Implica también la restitución de sentido, en el texto y contexto de la construcción de la historia.
La importancia de institucionalizar el relato obedece a la necesidad de que la sociedad y el Estado se hagan cargo de una etapa de la historia que tuvo como víctima directa a parte de una joven generación, pero cuyo objetivo fue el conjunto de la sociedad. Esto trae aparejada una restitución de verdad, de sentido a nuestra historia.
En la medida en que así va sucediendo, se alivia la carga del testigo. En una suerte de paralelo con la obra de un creador, se podría decir que su producción ya no le pertenece. El testimoniante, que en su rol de “testigo necesario” escribe la historia, asume un rol distinto del que otrora le había destinado la represión, el de diseminador del terror.
En el análisis de las consecuencias del terrorismo de Estado, en esa tarea de reconstrucción, nuevos sentidos irrumpen en el sujeto, en una relación dialéctica entre su vivencia, otras vivencias singulares y la vivencia colectiva. Así se construye la historia y, en tanto esa historia lo constituye, lo incluye en una dimensión colectiva que, como acción reparatoria en el marco de una sanción jurídica y social, lo alivia.
* Psicoanalista, directora del Instituto Espacio para la Memoria. Extractado de un trabajo presentado en la mesa Consecuencias subjetivas del terrorismo de Estado, en las XVIII Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología de la UBA, en el marco de la tarea de las cátedras “Psicoanálisis Freud I” y “Construcción de los conceptos psicoanalíticos”, a cargo de Osvaldo Delgado.


































































































































































































































































































Ana María Careaga

Licenciada en Psicología (UBA) y periodista. Tiene una vasta experiencia profesional y desarrolló una extensa trayectoria en el ámbito de los derechos humanos. Realizó denuncias, presentaciones, charlas y conferencias en el país y en el exterior acerca de las consecuencias del Terrorismo de Estado en Argentina, además de investigar en profundidad dicha temática. Fue secretaria de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA). Tiene una amplia producción de artículos sobre psicología y derechos humanos.

Ana María Careaga es hija de Esther Ballestrino de Careaga, detenida y desaparecida en la Iglesia Santa Cruz con otras dos fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor  de De Vicenti y María Ponce de Bianco, cuyos restos fueron encontrados el pasado año y sepultados en la misma Iglesia Santa Cruz.
En este Blog se `puede buscar un artìculo sobre Esther Ballestrino de Careaga.
Análisis comparativo del proceso nacionalista en América Latina
Tres tipos de burguesía; tres grupos de países
Artículos de Opinión | Fernando Dorado Popayán | 03-02-2012
Éste escrito surge de un sucinto análisis de las similitudes entre las naciones y pueblos de México y Colombia que se publicará en el Libro Colectivo “La Neta Revelada”, editado y compilado por el escritor y periodista Juan Francisco Belmont desde su exilio en Canadá.
Considero que es útil y necesario realizar un ejercicio comparativo de nuestros países. El objetivo es explicarnos por qué en unos países aparecen líderes de la talla de Fidel Castro o los Ortegas, Chávez, Correas o Morales, en otros del perfil de Lula como los Kirchner, Tabaré Vásquez, Mujica, Rousseff o Bachelet, y en unos más, del tipo de Funes, Humala o Lugo.
“No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino que, al contrario, es su ser social el que determina su conciencia” [1] . Esta famosa frase de Marx, que es la esencia de su enfoque materialista dialéctico aplicado a la historia social, nos sirve de brújula para realizar esta concisa comparación de nuestras sociedades, pueblos y “naciones”.
Antes de avanzar es importante aclarar que éste análisis no tiene como respaldo grandes estudios académicos ni “científicos” sino que surge de los esfuerzos de un activista social que se alimenta de la luchas de los pueblos de la región y que – desde la empyria – intenta aplicar sus conocimientos a la explicación de nuestra compleja realidad.
Tres (3) tipos de burguesía a la cabeza del bloque oligárquico y tres (3) grupos de países
En América Latina está en desarrollo una revolución nacionalista contra los bloques de poder oligárquicos. Éstos entregaron la soberanía de nuestra región al control del FMI y el Banco Mundial BM. Aplicaron durante los años 80s y 90s del siglo pasado el paquete neoliberal del Consenso de Washington impuesto por el gobierno de los EE.UU. Reagan y Thatcher mandaban.
La clasificación que se presenta se basa en la identificación de la clase social o sector de clase que lideraba o lidera en cada país a ese bloque oligárquico. Ello determina del otro lado –por contraposición– qué clases o sectores de clase encabezan el bloque subordinado en la lucha democrática por independencia, soberanía y autonomía. Las clases sociales que de acuerdo a este análisis se disputan el poder en el bloque oligárquico son: Una burguesía trans-nacionalizada que es directa heredera de la clase terrateniente que industrializó el campo bajo el modelo “prusiano”; una burguesía burocrática parasitaria que se fortaleció durante el auge del “Estado de Bienestar”; una burguesía industrial que creció durante el período de la sustitución de importaciones (1945-1970), y algunos rezagos de la clase terrateniente que sobrevivió en aquellos países en donde no se profundizó la reforma agraria.
Así, los tres grupos de países por orden geográfico son:  Descripción: - Grupo A: Chile, Paraguay, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, República Dominicana y México. En ellos la clase gran terrateniente encabezó el bloque de poder hasta los años 80s A partir de esa fecha se recicló en burguesía trans-nacionalizada y financiera a la sombra del poder imperial y de la entrega de nuestras riquezas y empresas al gran capital. En esos países las burguesías industriales fueron débiles y se subordinaron –con algunas excepciones–, al poder oligárquico-imperial. México y Costa Rica tienen características particulares dentro de este grupo, dado que por circunstancias especiales realizaron reformas agrarias más profundas. Allí, a la sombra de los grandes terratenientes, las burguesías burocráticas acumularon un importante poder.
Descripción: - Grupo B: Argentina, Brasil y Uruguay. Son países en donde el bloque de poder oligárquico está hegemonizado por una burguesía industrial, que compartió el poder durante el siglo XX con la clase terrateniente pero que por condiciones de migración, acumulación de capitales durante el esclavismo y otros fenómenos, consiguió –después de muchas tensiones y conflictos– ponerse a la cabeza de Estados nacionales, y mantener una relativa autonomía frente a Europa y EE.UU.
Descripción: - Grupo C: Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Países en donde el bloque de poder oligárquico era dirigido –hasta antes de las revoluciones– por una clase burocrática parasitaria (compradora y entreguista) que supervivía en alianza con una retrógrada clase terrateniente y una débil burguesía industrial. Eran el eslabón débil de la cadena imperial.
En cada uno de los países que hacen parte de cada grupo existen similitudes asombrosas. Claro, también, importantes diferencias. El poder oligárquico de los países del Grupo A es legatario directo de las 3 Reales Audiencias (Virreinatos) españoles y sus gobernaciones más fuertes (Nueva España-México; Nueva Granada-Colombia; y Nueva Castilla-Perú) en donde perduraron las oligarquías terratenientes. Los países de los otros dos grupos tuvieron fuertes influencias migratorias o desarrollaron un espíritu libertario desde la época colonial y republicana.
¿Cómo avanza la revolución democrático-nacionalista en cada grupo de países?
El avance de la democracia nacionalista tiene grandes diferencias en cada grupo. Empecemos por el Grupo C. Allí la revolución nacional es dirigida por las clases subordinadas en alianza con débiles sectores de la burguesía nacional, en contra de los grandes terratenientes y de la burguesía “compradora”. Ello explica la tremenda y permanente polarización política, tanto interna como externa con el bloque de oligarquías regionales y el imperio. Ellos se apoyan mutuamente. En el Grupo B, el proceso de cambio es encabezado y canalizado por la burguesía nacional en alianza con sectores organizados de los trabajadores y sectores medios de la sociedad. Ese frente político aguanta a los terratenientes y a la burguesía comercial. La polarización es menor por cuanto el proyecto “nacional” en cabeza de la burguesía le garantiza a todas las clases poderosas y propietarias la contención de los campesinos que luchan por la tierra, la explotación eficaz de los trabajadores y participar de los beneficios del crecimiento económico.
En el Grupo A la burguesía trans-nacionalizada está al frente de la hegemonía oligárquica. Ésta ha logrado consolidar una fuerte alianza con sectores terratenientes en contra de las demás clases subordinadas que por períodos realizan alianzas coyunturales con la burguesía burocrática, que está fuertemente mermada. En general, han logrado mermar los vientos nacional-democráticos.
Análisis comparativo
La historia de América Latina nos envía señales sobre la naturaleza de los gobiernos que actualmente abren espacios democráticos y nacionalistas en nuestros países. De acuerdo a su historia y contradicciones acumuladas en el tiempo se pueden ubicar características similares que sirven para prever las tendencias predominantes y diseñar estrategias.
En aquellos países en donde las oligarquías terratenientes y el poder de los imperios no permitieron el desarrollo de una fuerte burguesía industrial, los trabajadores, campesinos y comunidades indígenas logran ponerse al frente de los sectores medios de la sociedad. Así, hoy lideraran revoluciones pacíficas con claro sabor anti-imperialista y anti-neoliberal. Son los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia (emulando las insurrecciones de Cuba y Nicaragua).
En estos países los bloques de poder democrático están compuestos por trabajadores, sectores medios de las ciudades y de la pequeña-burguesía rural (campesinos indígenas, mestizos y afros pequeños y medianos productores) que han conseguido alianzas explícitas y no expresas, con sectores minoritarios de la burguesía burocrática e incluso industrial. El peso de la dirección está en manos de clases “medias” nacionalistas pero no anticapitalistas. Esa es la contradicción que se manifiesta en los conflictos sociales que afloran en Ecuador y Bolivia, y que en Venezuela asume un carácter político-electoral. Cuba y Nicaragua –por su evolución– requieren otro análisis. Las condiciones en Colombia, Perú, Paraguay y toda Centroamérica, a excepción de México y Costa Rica, daban para que durante la 2ª mitad del siglo XX se desencadenaran revoluciones democráticas. La burguesía “manita” y “nica” realizó reformas agrarias que evitaron que la lucha por democratización de la tenencia de la tierra se convirtiera en verdaderas guerras civiles, como sucedió en la región. En aquellos donde no se aplicaron las reformas o se hicieron parcialmente, se produjeron alzamientos campesinos durante todo el siglo XX. Esos conflictos –gracias a la intervención imperial– fueron convertidos en las actuales “guerras del narcotráfico”.
En el grupo A, aparecen ahora señales incipientes de construcción de políticas autónomas. Así ha ocurrido en El Salvador (Funes), Paraguay (Lugo) y Perú (Humala). Sin embargo, la situación es muy frágil, dado que si se intenta dar el paso completo hacia la autonomía nacional y la democratización -caso reciente de Honduras (Zelaya)–, las oligarquías reaccionarias y el imperio estadounidense se coaligan para impedir los avances, incluso por la fuerza, sin que la débil burguesía nacional (casi inexistente) pueda servir de contención.
En estos países pesa con fuerza el papel de la burguesía trans-nacionalizada, que es la que se coloca a la cabeza de la reacción. A nivel regional esta clase ha empezado a jugar de una manera nueva desde la elección de Santos en Colombia, quien ha sido asesorado por un selecto grupo de estrategas norteamericanos. [2] La oligarquía colombiana dio un viraje con respecto a la política de Uribe, distensionó las relaciones con Venezuela y Ecuador, agrupó a Chile, México, Perú y Panamá, y se acercó a las burguesías brasileña y argentina.
Ese bloque burgués imperial pretende liderar el proceso de integración regional y neutralizar a los gobiernos revolucionarios (ALBA). Se muestra –por ahora–, en lo económico, menos plegado al gobierno de los EE.UU. mostrándose abierto a las relaciones con China y otros bloques económicos, pero en lo político y militar (caso de intervención en Libia, alianza con Israel) sigue dependiendo del direccionamiento de USA.
Esa burguesía trans-nacionalizada –que ya comparte mercados de la región en el campo de la energía eléctrica, proyectos de infraestructura, productos como el azúcar, café y manufacturas–, impulsa la integración regional con una óptica neoliberal, apura la adecuación de las comunicaciones (IIRSA) hacia una mayor y más eficiente explotación de los recursos naturales y la re-primarización de la economía (agro-combustibles, otros productos tropicales), y aunque promueve algunos proyectos de industrialización, lo hace muy modestamente. No está dispuesta a enfrentar en serio, por ahora, a las grandes potencias.
En los países del Grupo A, en donde las fuerzas democráticas han ganado un espacio (El Salvador, Paraguay y Perú), la situación es crítica. Todavía quedan remanentes de la lucha armada insurgente de los años 70s del siglo pasado que –al no triunfar–, dejaron tremendas heridas en las naciones, en el alma popular, miedos y resentimientos, que son utilizados en forma de chantaje por las reaccionarias oligarquías. Por tanto, los pasos que dan los gobiernos con perfil democrático-nacionalista son muy tímidos, y sólo una estrategia muy calculada, más la influencia del entorno regional y mundial, van a determinar los cambios a lograrse.
En aquellos países del Grupo B en donde las burguesías industriales consiguieron ser cabeza de la alianza con los terratenientes, a pesar de todas las tensiones, se han conformado bloques interclasistas que avanzan hacia relativos logros independentistas, autonómicos y de integración regional. Es el caso de Brasil, Uruguay y Argentina. En esas alianzas inter-clasistas aparecen fuerzas de los trabajadores del Estado y los obreros “centralizados” (trabajadores del petróleo, siderúrgicos y de la industria automovilística). Se colocan al frente dirigentes de los trabajadores como Lula pero –mirado en conjunto–, es la gran burguesía la que mueve los hilos del “desarrollo”. Se avanza en “re-distribución de la riqueza”, pero en general no se pasa de programas asistencialistas. La estructura del modelo no se afecta. Chile es un caso “sui géneris”. Siguiendo los pasos de Cuba se adelantó en 1971 a realizar su revolución popular/democrática pero las fuerzas revolucionarias fueron derrotadas por el golpe militar. Dado que la burguesía en alianza con la clase terrateniente se consolidó en una burguesía trans-nacionalizada, bajo la cobertura de la dictadura (situación similar a Colombia y Perú, en donde la gran burguesía consiguió derrotar los aires democráticos dejados por Gaitán y Haya de La Torre), ha venido creciendo a la sombra del imperio y con su visto bueno. No es accidental que estas tres burguesías con la de México, estén a la cabeza de la derecha latinoamericana.
Conclusión
No es casual entonces que triunfen políticamente líderes revolucionarios radicales en Cuba o Venezuela, profundamente moderados en Brasil o Uruguay, o francamente vacilantes en Perú o Chile. No obstante, a pesar de la diversidad, mirada en su conjunto América Latina ha dado pasos importantes hacia la independencia y la autonomía frente a USA. Con la conformación de MERCOSUR, el ALBA, UNASUR y la CELAC, los pueblos han avanzado pero las burguesías y las clases dominantes todavía tienen un enorme peso económico (y político). Es verificable.
En consecuencia, es evidente que sólo un frente internacional de los trabajadores de A.L., organizados con independencia dentro de los bloques de clases existentes (que tienen disímiles expresiones políticas en cada país como PSUV-Venezuela; MIPAIS-Ecuador; MAS-Bolivia; PT y aliados-Brasil; Justicial-peronistas-Argentina; Frente Amplio-Uruguay; etc.) podrán enfrentar con consecuencia a las poderosas burguesías regionales que están en proceso de acercamiento y unificación.
Las burguesías regionales en sus dos grandes vertientes (brasilera-argentina y colombiana-peruana-chilena-mexicana), se concertarán para hacer abortar los procesos revolucionarios en marcha. Si consiguen mantener dispersos a los
trabajadores y confundida a la pequeña burguesía con caminos “alternos” (nacionalistas burgueses y pequeño-burgueses), no habrá quien se les oponga ni quién lidere una propuesta proletaria verdaderamente transformadora.
No se trata de usar la independencia de clase para debilitar las causas democráticas y nacionalistas sino para ayudar a construir una mayor y mejor Hegemonía Social Popular, atrayéndose a las demás clases subordinadas hacia la construcción de verdaderos “frentes populares”. Lo que ocurre en nuestros países –incluyendo la misma Venezuela– nos obliga a hacerlo. No podemos ilusionarnos con salvadores supremos.
Hay que hacerlo ya: “Proletarios de todos los países, uníos” [3].
Notas:
  • [1] Marx, Karl. “Prólogo de la contribución a la crítica de la Economía Política”. Heft, Berlín, 1859
  • [2] La Silla Vacía. “Los asesores gringos en la campaña de Santos”:http://www.lasillavacia.com/histori...
  • [3] Marx, Karl y Engels, Friedrich. “Manifiesto del Partido Comunista”. Londres, 1848.
  • Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.