II Audiencia Pública Internacional sobre Exilio Paraguayo en la Frontera Argentina

Participación de Expertos Mgter. Ana María Gorosito Kramer. Antropóloga Social, Docente de la Universidad Nacional de Misiones, Experta en relaciones interétnicas e identidad Quienes han degradado al ser humano, quienes han pervertido su cuerpo, abusado de las debilidades del cuerpo, de sus excretas, de su hambre, de su dolor, de su miedo, no tienen el rango de ser humano, no me reconozco en ellos. Es en el ejercicio de la piedad, de la dignidad, del amor al prójimo, donde somos seres humanos completos..." He sido presentada como experta, y quiero advertir que si alguna experiencia tengo es la que me han dado los años, pero de ninguna manera me he vuelto experta en exilio, apenas una profesora universitaria. Escuchando estos testimonios, sentí muy recurrentemente la sensación de que a pesar de que como todos los que han vivido bastante, que es mi caso, hemos pasado dolores, me consideré muchas veces esta mañana, bendecida, porque ninguno de estos tremendos dolores que fueron narrados acá me fue tocado sufrir, desde esa posición humilde que me da el no haber experimentado esos dolores y de ese acercamiento profundo que siento por aquellos que lo sintieron, y que tienen en este lugar por fin un foro para expresarlo, es de ahí desde donde hablo, no, de ninguna manera, desde el lugar de especialista, desde el lugar de cualquiera de nosotros hoy en esta sala, conmovidos por lo que escuchamos. Mientras tomaba nota, sabiendo que iba a llegar el momento en que tenía que hacer esta especie de intervalo antes de pasar al tan necesario debate, y escuchando cosas que en la Argentina especialmente hemos escuchado mucho, en relación con la historia de nuestro país, pero que también en Occidente hemos escuchado en relación con el horror alemán de la guerra, Auschwitz y tantos otros campos de concentración, la idea esta de la degradación, que -en algún momento- en el siglo de la razón, de la ciencia, que fue el Siglo XX, se impuso el modelo de la degradación, degradar al ser humano, de manera que perdiera su condición de tal. Parte de esa degradación ha pasado -al menos en lo que escuchamos acá- por una amputación del sujeto, amputación en su historia. Escuchamos varias veces ¿quién soy, de dónde vengo, quiénes son mis padres, dónde nací, cuándo nací, dónde está mi familia? En otras oportunidades y en otros contextos he llegado a la conclusión de que el derecho a la familia es un derecho francamente fragmentado en nuestras sociedades. Si ustedes se detienen a ver la historia de la gente humilde, por ejemplo en Misiones, se darán cuenta que su historia es la historia de la desagregación de su grupo familiar y de la imposibilidad de reunirlo, de reencontrarlo, de hacer esa transmisión, donde uno es el heredero de un legado espiritual que es el legado familiar. Pero esto que las circunstancias sociales, que una sociedad extremadamente clasista como la nuestra produce, aquí fue objeto de una técnica sistemática, amputar la historia de las personas, amputar su pasado, que es también amputar el lugar donde llorar a sus muertos, terrible cuestión, todavía pendiente en la Argentina ¿dónde están sus restos, donde puedo ir a llorarlo? ya que lo que ocurrió es irreversible. Fíjense hasta dónde llega la mano de la degradación del sujeto, quitándole esta posibilidad. Aquí escuchamos otra dimensión, que es amputar el futuro, la imposibilidad de ese sujeto que ha quedado a merced de sí mismo, sólo de sí mismo, sin poder usar su experiencia, sin poder usar su círculo de amigos, sin encontrar -digamos- ese entorno que todos necesitamos para crecer, se le quita el futuro. “Yo no podía hacer nada”, dijo un testimoniante. “Yo me negaba a comprar un terreno, no me quería casar”, estaba imposibilitado, amputado -diría yo- de poder trazar un futuro. Creo que ese mismo testimoniante fue el que habló de terruño, miren qué idea, qué cálida que es esa noción, la noción de terruño; donde mis padres, mis abuelos, mis hermanos, mi descendencia nos reconocemos y nos reconocemos también por los olores, por los sonidos, por el ciclo de las estaciones, por aquello que solíamos celebrar, todo eso es el terruño y todo eso es borrado, amputado, de la persona exiliada. La primera testimoniante habló de su hija en Cuba, y es cierto, muchos de nosotros -yo misma- tenemos esa historia, nos hemos arrancado del terruño en un acto de libertad creadora, nos hemos ido a buscar trabajo, a estudiar a otros lugares, nos arrancamos del terruño y el terruño iba con nosotros. Pero la situación del exilio es tan diferente, ahí no hay libertad, hay expulsión y -como dije- enclaustramiento de ese ser humano dentro de sí mismo, encontrando dentro de sí mismo la fortaleza para seguir, porque todos los otros lazos que formaron parte de su realidad ya no están más, desaparecieron. Como argentina que soy, tengo que agregar algo más: estos exiliados paraguayos o hijos de exiliados que pasaron a la Argentina, no sólo vivieron la persecución que alcanzó también a los ciudadanos argentinos, que nos alcanzó a nosotros. Tengo que decirlo por lealtad, se encontraron en un medio que los menospreciaba. En este país y en algunas regiones calientes de nuestro país -fronterizas- la condición de paraguayo era una condición de menosprecio. Cuando yo llegué a vivir a esta provincia, un síntoma que encontraba de esto, era que nadie reconocía hablar guaraní, tuvo que pasar un tiempo hasta que fui aceptada en las cocinas de las casas y ahí me encontré con ese lenguaje, que se ocultaba. Entonces, como argentina, quiero agregar esto, mis disculpas en nombre de algo que yo no cometí. - Aplausos. Aquí se habló y esto me impresionó mucho, es que mientras se amputa la historia personal de la gente y la posibilidad de una historia común, por otro lado se ha gestado otra memoria. Yo, que trabajo mucho con los pueblos indígenas y especialmente guaraníes, esta memoria, esta transmisión oral, esto que se mantiene en nuestras cabezas y que es la memoria de los compañeros, las imágenes casi fotográficas de algunas situaciones, especialmente dramáticas y la memoria de los nombres de los torturadores. Esta memoria extraordinaria, que cada uno de nosotros porta, como aquellos ciudadanos de esa novela de Bradbury, Farenheit, que cada uno llevaba su libro en la cabeza, esperando el momento de la libertad, para volverlos a poner en el papel; esta es la clase de memoria que hoy está en este salón ahora y hay muchas más de esas memorias, y aquí entonces, un homenaje a Roa Bastos, porque él levantó la dignidad de este hecho. Esta memoria maravillosa que la trans-misión oral permite. - Aplausos. Poquitas cosas más, porque me han dicho que hable muy poco, pero este tema es absolutamente movilizante. Yo creo y esto es muy discutible por cierto, pero no es un tema de discusión para el día de hoy. Creo que la condición humana no se alcanza por el mero hecho de nacer humano. La condición humana es un trabajo que se alcanza por un dominio de la voluntad y sobre todo por la construcción de algo, que desde Rousseau en más creo que nos caracteriza o debería, como un valor occidental y ese valor es la piedad, el ponerse en el lugar del prójimo. Si lo pienso de esta manera, no todos hacemos ese trabajo y entonces, señores, escuchando las cosas que hoy escuché, digo, no todas las personas que fueron mencionadas acá, alcanzan la dignidad y el rango de seres humanos. Quienes han degradado al ser humano, quienes han pervertido su cuerpo, abusado de las debilidades del cuerpo, de sus excretas, de su hambre, de su dolor, de su miedo; no tienen el rango de ser humano, no me reconozco en ellos como mis hermanos seres humanos. Es en el ejercicio de la piedad, de la dignidad, del amor al prójimo, donde somos seres humanos completos. Aunque esta discusión seguramente va a ir por el campo que debe ser tratado, el del exilio, como un derecho humano absolutamente perturbado, que no alcanza a una persona, sino a una familia y a un pueblo, se van a hablar de estas cosas, se va a hablar de tortura. Hay un delito del que nadie habla, porque no es un delito comprobable y que sin embargo es la nuez de toda esta cuestión. Una cosa son los gobiernos dictatoriales, pero los gobiernos dictatoriales necesitan de esta otra nuez, que es la que me hace pensar en la cuestión de los límites de la condición humana y ese delito menor es el de la delación, el que delata, el que se mete en la vida del prójimo, no con un sentimiento de amor, de compasión, de acompañamiento, sino para denunciarlo, para registrar sus hechos, ese también es un ser humano minimizado, ha renunciado a su condición de ser humano, prefiere ser un siervo, un aparato, un ser abyecto, abominable... Uno de los testimoniantes, decía: yo no era nada, porque no tenía documento de identidad, fíjense que terrible, la burocratización de la identidad, uno no es si no tiene papeles. En esta cuestión de la burocratización de los valores supremos de Occidente, aquellos que forman el pacto social como el valor de la piedad, si la identidad es burocratizada, ahí se pierde el valor de la identidad; si la Justicia -y yo estoy hablando en un Palacio de Justicia- si la Justicia es burocratizada, se somete a la burocracia administrativa del procedimiento, deja de ser justicia. Y volviendo a la cuestión de la Argentina, hace pocos días escuché de un testimoniante lo siguiente: en la Argentina hubo 360 centros clandestinos de detención, torturas y desaparición de personas. En ese mismo momento sólo 150 personas están siendo procesadas, ni siquiera uno por la mitad de esos centros clandestinos, entre nosotros, circulan entonces esos seres humanos que degradándonos se degradaron y que al degradarse han degradado la sociedad que queremos construir como sabia, justa, buena y con igualdad de oportunidades para todos. Feliz debate amigos. Dr. Roberto Carlos Abínzano. Antropólogo Social, Docente de la Universidad Nacional de Misiones, Experto en Estudios Regionales e Integración “Las dictaduras habían inventado la integración del terror y de la represión; y ahora nosotros estamos empeñados en crear la integración de la Memoria y la Justicia. Pensamos en el futuro y en todos los proyectos que podemos realizar juntos, que son innumerables y pensamos también, que una integración verdadera empieza por instalar la cultura de la cooperación y de la lucha mancomunada por los Derechos Humanos, la Libertad, la Democracia y, sobre todo, la resistencia al imperialismo”. Se me ha invitado como un experto en temas regionales, eso fue lo que me dijeron y voy a citar a un exiliado muy famoso: Charles Chaplin, a quien lo echó el Macartismo de Estados Unido. Chaplin dijo una vez: “la vida es tan corta, que sólo podemos ser aficionados” o sea que más que como experto, me voy a presentar como un aficionado a los temas regionales. Saludo a las organizaciones que han convocado este encuentro, que me parece importantísimo. Estuve en los últimos 15, 16 años, trabajando en el proceso de integración en las áreas de frontera, en cientos de reuniones y esta es una de las más importantes, por su contenido político y por sus posibilidades de proyección. Cuando la Licenciada Diana Arellano, que está presente aquí, que es investigadora, colega de la universidad, propuso incluir el proyecto CEDAPPA, que como ustedes saben, es el Centro de Estudios, Documentación y Archivos del Pueblo Paraguayo en la Argentina, en mi viejo proyecto sobre integración en las regiones de frontera, mejor dicho, de las relaciones que se dan a través de las fronteras, esas relaciones a veces misteriosas, desconocidas y a veces no, que se dan entre movimientos sociales, organizaciones sociales, etc. en forma más o menos sistemática o en forma esporádica, en ese momento, sentí que si esa iniciativa del CEDAPPA -que hoy se concreta, por ejemplo, en este encuentro, entre otros organizadores- se concretaba, íbamos a poder establecer nuevos lazos de compromiso, solidaridad y objetivos comunes, con numerosas instituciones y hermanos paraguayos, para consolidar una idea que desde hace muchos años venimos apoyando, con una actitud muy alejada de la neutralidad científica. Hablo como científico social, que estudia la realidad social. La ciencia debe ser objetiva, pero no neutral, esta es una antigua discusión. El científico que fabrica un arma de destrucción masiva, no es inocente, podrá argüir que será utilizada para combatir por una causa justa, pero no hay causa que justifique la existencia de cierto tipo de arma. Yo estoy aquí como científico social y no como político partidario, pero la política es consustancial con cualquier actividad humana y asumo la dimensión política de mi práctica y de lo que voy a decir ahora. Nuestras investigaciones y relaciones transfronterizas, provienen del mismo momento en que nos propusimos entender cómo se había formado la sociedad regional y ese objetivo, nos condujo a una certeza inevitable: para entender la historia cultural, social y económica de la región, era necesario comenzar por situarla en un marco mayor que incluía a Paraguay y el Sur de Brasil, pero este conocimiento que fuimos sedimentando paulatinamente, a lo largo de los años, sólo cobró sentido pleno cuando de alguna forma pudimos ponerlo al servicio de movimientos y organizaciones sociales regionales, de instituciones diversas de los tres países, de escuelas, institutos o cooperativas, que organizaban actividades para comprender mejor los cambios que se están produciendo como consecuencia de los tratados de integración y del MERCOSUR. Estos movimientos, que eran de muy diverso origen y que representaban a distintas actividades, pudieron, más allá de las diferencias idiomáticas, nacionales, prejuicios, preconceptos, desconfianza, temores, realizar numerosas actividades conjuntas, demostrando que las fronteras políticas y jurídicas esconden las verdaderas relaciones entre los pueblos, que se remontan históricamente hasta nuestros orígenes. Nuestras naciones se formaron artificialmente, separando sociedades que nunca debieron distanciarse y mucho menos enfrentarse en guerras inducidas desde poderes extranjeros, que constituyen algunas de las experiencias más ignominiosas que hemos protagonizado, me refiero concretamente a la Guerra de la Triple Alianza, guerra que es necesario reescribir juntos, buscando la verdadera explicación de sus causas y, sobre todo de sus consecuencias: el genocidio del pueblo paraguayo y la destrucción de su desarrollo inédito en la región para imponerle un modelo de dominación económica. En una de las múltiples reuniones a las que asistimos en Paraguay para declarar al idioma guaraní como lengua oficial del Mercosur, junto al castellano y al portugués, tuve la oportunidad de manifestar que eran infinitas las posibilidades de construcción de un futuro común y que esa integración debía ser edificada en forma concreta y no solo reclamativa, que debía además, ser absolutamente equitativa. Para lograr la distribución igualitaria de los beneficios, era necesario apostar a todos los factores que no fueran exclusivamente económicos y que fundamentalmente sus bases debían consistir en la defensa de los Derechos Humanos, la Democracia, la vigencia del Estado de Derecho, el desarrollo, la defensa de los ecosistemas compartidos, la distribución justa de la riqueza y la resistencia a todo poder externo. Nuestros pueblos han protagonizado diversos procesos similares que son tan o más fuertes que los factores identificatorios de nuestro origen compartido. Hemos atravesado etapas similares que solo pueden explicarse por el carácter dependiente de nuestras débiles naciones frente a los imperios de turno. Trataron de convencernos que el imperialismo era una noción del pasado, se trataba de un anacronismo sin sustento. Un político argentino dijo alguna vez, que solo existía el imperialismo de la estupidez, un ministro de economía, dijo que era lo mismo fabricar caramelos que autos y un famoso periodista, cómplice de todas las dictaduras, dijo, “¿dónde está la soberanía?” agarró un teléfono que tenía sobre la mesa y dijo: “yo abro este teléfono lo desarmo y no veo ninguna soberanía”. Estaban por privatizar los teléfonos… Y así los ejemplos serían innumerables, ejemplos de ese permanente lavado de cerebro. Todas las dictaduras militares de Argentina y de otros países hermanos, tuvieron ministros de economías liberales y también en otras carteras que se decían liberales y eso no es una contradicción, cuando el capitalismo salvaje está en peligro, deja de lado sus principios filosóficos, y se hace autoritario y fascista pudiendo llegar si es necesario al genocidio. Porque qué otra cosa es el fascismo sino la burguesía asustada, como se ha dicho muchas veces. Todas las dictaduras que hemos padecido se definen como defensoras de la libertad y la democracia occidental, pero son dictaduras precisamente para evitar que exista una verdadera democracia, porque si esto fuera así, con la profundización de una democracia genuina, podrían realizarse todos los cambios que reclaman los pueblos para terminar con la injusticia social, la explotación, la sumisión, ante el imperialismo y sobre todo la vigencia de una justicia con memoria. Bien, existe un estado imperial, y quizás más de uno y existe un sistema imperial del que todos formamos parte. Dentro de ese sistema imperial debemos situar nuestras realidades particulares para que adquieran sentido. La operación Cóndor, o la Doctrina de Seguridad Nacional ejemplifican muy bien a qué me refiero con formar parte del sistema imperial. Cuando las pantallas de televisión están ocupadas en todo el mundo por un 85 por ciento de producciones norteamericanas, entonces entendemos qué es el sistema imperial. Cuando se invaden países sin ninguna legalidad y ninguna legitimidad vemos cómo funcionan las cosas en este sistema mundial hegemónico. Ustedes pensarán que estas reflexiones no se vinculan directamente al motivo de este encuentro y, sin embargo, yo creo que tienen una relación directa. Las embajadas de Estados Unidos en nuestros países tenían toda la información que hoy estamos tratando de reconstruir, sabían perfectamente lo que ocurría y con su reiterado cinismo, abogaban por la defensa de los Derechos humanos. Un día, todos recuperamos la democracia, todos al mismo tiempo, meses más, meses menos, años más, años menos. Y eso, porque para privatizar todas las empresas del Estado, des-regular la economía, entregar todo el patrimonio y los recursos naturales, era necesario que estuvieran funcionando ficciones de parlamentos y que existiera una democracia formal e institucional. Los militares ya habían cumplido su tarea de genocidio y luego, por otros medios, se encargarían de manipular a los líderes civiles, corruptos y decadentes, que concretarían la perversa tarea de instalar el neoliberalismo y, por otra parte, de borrar de la memoria del pueblo, los crímenes de Estado que los precedieron; sin que esto signifique restar importancia, por ejemplo, al Juicio a las Juntas Militares, lo que hizo más dolorosas las claudicaciones posteriores. Las dictaduras habían inventado la integración del terror y de la represión; y ahora nosotros estamos empeñados en crear la integración de la Memoria y la Justicia. Pensamos en el futuro y en todos los proyectos que podemos realizar juntos, que son innumerables y pensamos también, que una integración verdadera empieza por instalar la cultura de la cooperación y de la lucha mancomunada por los Derechos Humanos, la Libertad, la Democracia y, sobre todo, la resistencia al imperialismo. Unas últimas palabras sobre el exilio. Durante décadas, miles de latinoamericanos, debieron dejar sus países para refugiarse en países vecinos o en horizontes muchos más lejanos; algunos eran exiliados políticos, cuyas vidas estaban en peligro o cuyas ideas les impedían llevar una vida normal, trabajar o estudiar y eran discriminados y marginados; otros eran los exiliados expulsados por la falta de trabajo, de futuro, por hambre, por injusticia social generalizada, éstos eran los otros desterrados y desarraigados, los emigrantes, que son una forma de exiliados. En nuestra región, recibimos los flujos provenientes de esas dos causas diferentes pero, en el origen de las dos, hay violación de los Derechos Humanos. Un número muy alto de paraguayas y paraguayos, se radicó en Argentina y a despecho de las estadísticas demográficas, el peso cualitativo de esas corrientes, fue mucho más gravitante en nuestra región de frontera; los genes paraguayos corren por nuestra genealogía. Somos una sociedad de muchas culturas y el aporte paraguayo está entre las principales; muchísimos profesionales paraguayos, técnicos en diferentes oficios, artesanos, trabajadores tanto urbanos como rurales, encontraron un lugar en nuestra sociedad; vinieron prestigiosos médicos, odontólogos, bioquímicos, arquitectos, abogados, mecánicos, constructores, carpinteros, electricistas y también periodistas, escritores, artistas y deportistas para nutrir una sociedad que carecía de esas capacidades. Aquí conformaron sus familias, trabajaron, estudiaron, lucharon y muchas veces la larga mano de la dictadura, los alcanzó aún estando bajo la protección del Estado Argentino que, en las circunstancias que todos conocemos, actuó como cómplice y como parte del plan. Lo cierto es que todos esos paraguayos que están o estuvieron compartiendo nuestra vida y formaron parte de nuestro mundo, nunca tuvieron que renunciar a ningún atributo de la identidad paraguaya; antes bien, pudieron aquí libremente reunirse, debatir, planificar, soñar con un Paraguay distinto y cuando no pudieron hacerlo, fue porque estaban padeciendo las mismas iniquidades que nosotros. Cuando ahora, desde este territorio, apoyamos la recuperación de la memoria del pueblo paraguayo en la Argentina, lo hacemos porque estos paraguayos forman parte de nuestra sociedad y nuestra cultura y porque reclaman una justicia que nadie puede soslayar. En el terreno de los Derechos Humanos no hay fronteras y para construir un futuro común, hay que comenzar por lo más importante: el derrumbe de todos los muros. Desde nuestra limitada posición de trabajo, investigación y búsqueda, estamos dispuestos a recorrer este camino, junto a nuestros hermanos paraguayos, sus familias y sus descendientes, en búsqueda de la Verdad y la Justicia. Es decir, desde nuestra posición, queremos alentar todas las investigaciones que tengan que ver con el tema que hoy nos reúne. No es solamente por afecto a los paraguayos, que son nuestros buenos vecinos y los queremos mucho, sino porque los consideramos parte de nosotros, han sido y son parte de nuestra sociedad. Gracias.

Solicitan resarcimiento moral y económico

Asunción, Paraguay, Viernes 07 de Diciembre de 2007

Derechos Humanos

JULIO BELOTTO CACERES ACTIVISTA POLITICO

Julio Belotto Cáceres. Exiliado 30 años del país se define coherente con la lucha iniciada hace casi cinco décadas, Julio Belotto Cáceres (67) coordinador ejecutivo de la Coordinadora de Luchadores/as y Víctimas de la Dictadura, entidad sin fines de lucro, creada el 24 de noviembre de 2006. El objetivo de la entidad del que forma parte es el resarcimiento moral y económico de las víctimas de las dictadura Stronista, la preservación de la memoria histórica para el conocimiento de las generaciones futuras y no repetir los errores del pasado.

Julio Belotto relata que comenzó su lucha como dirigente del Centro Estudiantil Ismael González de la Escuela Nacional de Comercio N° 1 en 1959. Cuando estaba en el último curso, reclamó la rebaja de pasajes que había aumentando de tres a cinco guaraníes juntamente con los centros estudiantiles del Colegio Nacional de la Capital. Y a raíz de la violenta represión a los estudiantes que se manifestaron en forma pacífica en la Plaza Italia, por parte de la Policia Montada y el Escuadrón de Gases Lacrimógenos, todos utilizados por primera vez contra los manifestantes estudiantiles a cargo de los jefes policiales Erasmo Candia, Ramón Duarte Vera y Saprisa Corrales se formó la Coordinadora de Huelga. Así se realizó la más grande manifestación estudiantil el 29 de mayo de 1959 a la noche.

Agosto 1959. Estudiantes obligados a trabajos forzados en el Chaco. Fortín "Nueva Asunción" (Picuiba) a 750Km. al noreste de Asuncuión, a 50 Km. de Bolivia.

Recuerda que los manifestantes trataron de avanzar hacia el Congreso Nacional desde la Plaza Uruguaya, hasta la calle Yegros por la Calle Palma, donde estaba el cordón policial. El objetivo era lograr el apoyo de la Cámara de Representantes para el procesamiento y destitución del Jefe de Policia, Ramon Duarte Vera, responsable del apaleamiento de los estudiantes que fue resuelto por la Camara Unicameral de entonces.

Así la gran masa estudiantil fue a establecerse en los predios del Colegio Nacional de la Capital. Allí fueron igualmente brutalmente reprimidos en la madrugana del 30 de mayo. Belotto dijo que la incipiente dictadura de Stroessner dio su autogolpe el 30 de mayo, al disolver el Congreso Nacional, apresar a todos los caudillos opositores del propio Partido Colorado como Waldino Ramón Lovera, Miguel González Casabianca, Mario Mallorquín, Nelson Rolón (todos fallecidos actualmente). También la mitad de la Junta de Gobierno de las Asociación Nacional Republicana (partido de gobierno), fueron expulsados. Fue a consecuencia del pedido de normalización institucional Amnistía General Amplia (Asamblea Nacional Constituyente) donde se pedia la libertad de prensa y reunión solicitada por el grupo oficialista, denominada la Nota de los 17. “Los representantes de los Centros Estudiantiles (mayoría colorados excepto del Escuela Nacional N 2 del Partido Liberal, Aniano Denis Estigarribia), todos queriamos la apertura democrática en el país. Ya que había un partido único desde la Guerra Civil de 1947”, sentencia Belotto en su relato.

Julio Belotto en Buenos Aires. Año 1961

LA RESISTENCIA Añade que los representantes estudiantiles de la Coordinadora de Huelga continuaron en la clandestinidad resistiendo a la represión oficialista, pero realizando permanentes mínitines relámpagos en distintos centros educacionales, logrando el apoyo de varios estamentos universitarios y de la ciudadanía en general. “Fue una huelga triunfante, porque logramos la rebaja de pasaje nuevamente a 3 guaraníes”, rememoró. - ¿Fue preso varias veces, puede mencionar algunos casos? · Me apresaron en forma violenta el 23 de junio de 1959, a las 21:00 con tiros de ametralladora en la esquina de México y 25 de Mayo a la salida de un mítin de la Escuela Nacional de Comercio N° 1. Me rompieron la cabeza con un revólver (nos muestra la gran cicatríz en la cabeza). Me desmayé porque sangraba mucho. Mis compañeros me creyeron muerto. Pero la Policía me alzó en la famosa “Caperucita Roja”, el terrorífico minibus que se usaba para llevar a los presos a la Policía. Recuerdo que me desperté cerca de la media noche en Investigaciones, después de derramarme un balde de agua, para conseguir mis datos personales. El policia Raimundi a cargo de Erasmo Candia me daban patadas para recordar la dirección de mi casa, a fin de realizar el allanamiento. Al día siguiente a las 5 de la mañana, el 24 de junio, me llevan enfrente de Investigaciones que era el Cuartel Central de Policía donde estaba el jefe Ramón Duarte Vera, quien de entrada me asotó con el famoso “Teyu ruguay” (cola de lagarto). Hice un ademán para evitar más golpe en la cara y Duarte Vera me dice: “Acuéstece”. Allí trae la Resolucion N° 4 firmada por los miembros de la Coordinadora de Huelga donde figuraba como firmante donde no solamente se pedía la rebaja del pasaje sino también su propia destitución. Alli, Duarte Vera me grita: Mitaí sin barba, cómo usted va a pedir mi destitución”. Y me seguía asotando. Cada linea que leía del escrito me pegaba hasta dejarme desmayado gritando de dolor. · - ¿Mientras tanto, qué hicieron sus compañeros de lucha? - A raiz del pedido insistente de mis compañeros de mi supuesto cadáver porque me creyeron muerto, la policía se vio obligado a hacer una conferencia de prensa para demostrar que estaba vivo. Fue para dar respuesta a la presna nacional y extranjera. Posteriormente me trasladaron a la Guardia de Seguridad donde quedé preso hasta fines de julio de 1959, fecha en que fui liberado. Luego el 13 de agosto me detuvieron de nuevo porque la Juventud Estudiosa Paraguaya se negó a desfilar ante el Dictador Stroessner el 15 de agosto de 1959, donde en vez de festejar el aniversario de la Ciudad de Asunción, el Dictador pretendía conseguir la adhesión a su régimen. Pero los estudiantes nos negamos, entonces fuimos apresados todos los dirigentes de los Centros Estudiantiles. Rasurado la cabeza, vestido de verde olivo fuimos enviados a diferentes fortines del Chaco. Yo fui confinado juntamente con Heriberto Florentín Peña y Emiliano García al fortín Militar Nueva Asunción, ex Picuiba, a 750 kilómetros al noreste de Asunción y a 50 kilómetros de la frontera con Bolivia. En cambio a Nelson Darío Silvera del Centro 23 de Octubre del Colegio Nacional de la Capital le envió al Fortín Lobrego, cerca del Rio Pilcomayo, en donde en menos de dos meses se escapó a la Argentina. En cambio a nosotros nos costó la evasión por el desconocimiento total del terreno donde estábamos. En el lugar fuimos obligados a hacer trabajos forzados a punta de fusil. Nuestros guardiacárceles se turnaban un mes al frente entre los que puedo mencionar al piloto aviador militar, Pedro Alcántara Valenzuela, Tte. Angel Souto Hernández (luego fue ministro de Defensa y embajador en España), Sinecio Noceda y otros. El teniente piloto Aviador militar, Raúl Calvet en el fortín me jugó tiro al blanco, atado por una planta de Quebracho para demostrar su puntería, dibujando a tiros mi contorno. Finalmente nos escapamos el 10 de enero de 1960 hacia Bolivia, juntamente con Emiliano García y fuimos salvados por personales de Yacimiento Petrolíferos Fiscales en la zona de Algodonales, Bolivia quienes nos llevaron hasta Villamontes donde quedamos detenidos por falta de documentación. Luego las mismas autoridades bolivianas nos trasladaron a Salta, Pocito, Argentina donde solicitamos asilo político durante la presidencia del gobierno democrático de Arturo Frondizi. Recuerdo que haciendo dedo, y pidiendo de comer en los mercados y personas solidarias llegamos hasta Embarcación donde tomamos un tren hasta Formosa y luego a Clorinda donde nos presentamos para activar con el recientemente creado Movimiento Popular Colorado (MOPOCO) en el exilio, que estaba al frente, su presidente Dr. José Zacarías Arza. La mayoría de los miembros eran expulsados del Paraguay que constituian aproximadamente 40 miembros. En marzo de 1960 se constituye oficialmente el MOPOCO y pasó a tener 120 registrados. Entre sus miembros estaba Epifanio Méndez Fleitas, Osvaldo Chávez, Waldino Ramón Lovera, Diosnel Bécker Gutiérrez, por mecionar algunos. - ¿Cuántos años estuvo en el exilio? · - Estuve 30 años en total, hasta el golpe del 2 y 3 de febrero de 1989. Eso implica para mí haber sobrevidido también la sangrientas cadenas de dictaduras militares en la Argentina (Juan Carlos Onganía, Agustín Lanusse, el más cruel de todos, Jorge Rafael Videla con una secuela de miles de presos, torturados y 30 mil desaparecidos según informe de la Comisión Nacional de Desaparecidos de la Argentina) pero también viví la satisfacción de 2 triunfos del sistema democrático en la Argentina ( Héctor Campora en 1973; Raúl Alfonsín en 1983). En la Argentina comencé a trabajar en el ramo de la construcción para la susbsistencia, y al conseguir mi certificado de estudios en el Paraguay terminé mis estudios secundarios en 1962. Luego proseguí en la Facultad de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires. Y me desempeñé en mi profesión de contador en varias empresas argentinas. Tengo dos hijas argentinas y un hijo paraguayo. · ¿Qué legado le dejó la dictadura a nivel personal? · Me convirtió en luchador social, no solo a mí sino a todos los que fuimos perseguidos y soñamos siempre con un país con mayor justicia social y equidad. A pesar de las torturas, los dolores del exilio, mi experiencia me ayudó a ver un mundo de solidaridad fuera del país. · ¿Se puede decir que el Paraguay vive en democracia? · La transición democrática está aún infestada de stronistas. Hace falta una renovación de políticos honestos, coherentes y con ética. No puede haber democracia con tanta hambre y miseria en el país. Con tantos compatriotas que emigran a otros paises en busca de mejores oportunidades para sus familias, cuando nosotros propugnábamos la vuelta al país cuando estábamos en el exilio. Me entristece esta circunstancia y me obliga a volver al campo de lucha, ayudando en este caso a las víctimas de la dictadura. Sí hemos conquistado algunas libertades pública como las de reunión, de información pero el gran materia pendiente sigue siendo la parte social y económico y la falta de desarrollo del país. La impunidad en varios aspectos es notorio en nuestro país. Es difícil la justicia para los pobres porque da la impresión que se inclina más hacia el poder dominante. · ¿Cómo fue su primer intento de retorno en el Paraguay en 1984? · Luego de 25 años de exilio regresé al Paraguay y cuando intentaba pasar desapercibido me reconocieron y me apresaron en la misma entrada de Puerto Falcón. A partir de ahí la policía no me dejó un instante. Era para ver a mi madre enferma, Engracia Ramona Cáceres que vivía en Caaguazú. La Policía me trajo detenido para hacer averiguaciones sobre el viaje realizado a Cuba en 1962. Estuve 8 días preso nuevamente y fui liberado gracias a la gestión de los dirigentes del MOPOCO Waldino Ramón Lovera y Sandino Gill Oporto y regresé a la Argentina. Ocho días después recibí la noticia del fallecimiento de mi madre en Paraguay y ya no pude regresar. Continué mi militancia activa en el MOPOCO y otras organizaciones pluralistas como Paraguay Democrático, Acuerdo Nacional Paraguayo. Regresé definitvamente luego del golpe del 2 y 3 de febrero de 1989. Recuerdo que yo y otros compañeros vivíamos en el local alquilado del MOPOCO en Azara 479. En la dictadura éramos como los leprosos de la sociedad, marginados y ni siquiera eramos bien visto en las casas de nuestros familiares, por el temor a la represión del régimen stronista. · Belotto vive actualmente en Laurelty, Luque. Desde la Coordinadora de Luchadores y Víctimas de la Dictadura hace reclamos de resarcimiento económico conforme a la Ley 838/96 haciendo gestiones ante la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Hacienda. Además de la recuperación de los bienes malhabidos de Stroessner que incluye no solo propiedades sino las cuentas secretas y abiertas del exterior. · Concluye diciendo: “Mientras existan sobrevivientes de la época nefasta de la dictadura podemos ser portadores de testimonios en los centros educativo del país para la nueva materia denominada: La historia reciente del Paraguay” que será obligatoria en el 2008, en la enseñanza media”. elvira@abc.com.py

Elvira Olmedo Zorrilla

"Un puñado de Tierra" Herib Campos Cervera. Poeta paraguayo

El Dr. Luis Casabianca leyendo el poema de H. Campos Cervera, durante la II Audiencia Pública sobre El Exilio paraguayo en la Frontera Argentina, realizada en Posadas, Misiones, Argentina el pasado 19 de noviembre. - Voy a leer un poema escrito por nuestro gran poeta Hérib Campos Cervera, que precisamente murió en el exilio, igual que muchos de nuestros artistas e intelectuales, como José Asunción Flores y otros. Refleja bien el sentimiento de los exiliados y dice así: Un puñado de Tierra Un puñado de tierra de tu profunda latitud: de tu nivel de soledad perenne, de tu frente de greda cargada de sollozos germinales. Un puñado de tierra, con el cariño simple de sus sales y su desamparada dulzura de raíces. Un puñado de tierra que lleve entre sus labios la sonrisa y la sangre de tus muertos. Un puñado de tierra para arrimar a su encendido número todo el frío que viene del tiempo de morir. Y algún resto de sombra de tu lenta arboleda para que me custodie los párpados de sueño. Quise de ti tu noche de azahares, quise tu meridiano caliente y forestal, quise los alimentos minerales que pueblan los duros litorales de tu cuerpo enterrado, y quise la madera de tu pecho. Eso quise de Ti (Patria de mi alegría y de mi duelo); Eso quise de Ti. Ahora estoy de nuevo desnudo. Desnudo y desolado sobre un acantilado de recuerdos; perdido entre recodos de tinieblas. Desnudo y desolado; lejos del firme símbolo de tu sangre. Lejos. No tengo ya el remoto jazmín de tus estrellas, ni el asedio nocturno de tus selvas. Nada: ni tus días de guitarra y cuchillos, ni la desmemoriada claridad de tu cielo. Sólo como una piedra o como un grito te nombro y, cuando busco volver a la estatura de tu nombre, sé que la piedra es piedra y que el agua del río huye de tu abrumada cintura y que los pájaros usan el alto amparo del árbol humillado como un derrumbadero de su canto y sus alas. Pero así, caminando, bajo nubes distintas; sobre los fabricados perfiles de otros pueblos, de golpe, te recobro. Por entre soledades invencibles, o por ciegos caminos de música y trigales, descubro que te extiendes largamente a mi lado, con tu martirizada corona y con tu limpio recuerdo de guaranias y naranjos. Estás en mí: Caminas con mis pasos, hablas por mi garganta, te yergues en mi cal y mueres cuando muero cada noche. Estás en mí con todas sus banderas, con tus honestas manos labradoras y tu pequeña luna irremediable. Inevitablemente -con la puntual constancia de las constelaciones- vienen a mí presentes y telúricas, tu cabellera torrencial de lluvias, tu nostalgia marítima y tu inmensa pesadumbre de llanuras sedientas. Me habitas y te habito, sumergido en tus llagas, yo vigilo tu frente que muriendo amanece. Estoy en paz contigo, ni los cuervos ni el odio me pueden cercenar de tu cintura, yo sé que estoy llevando tu raíz y tu suma sobre la cordillera de mis hombros. Un puñado de tierra, eso quise de ti y eso tengo de ti.