La periodista Stella Calloni en Posadas 

La prestigiosa historiadora Stella Calloni estuvo en Posadas y brindó una conferencia sobre el macabro proyecto que involucró a las autoridades militares de las últimas dictaduras en el Cono Sur. En ese marco en la capital misionera se capturó a refugiados paraguayos que fueron trasladados y torturados en la Esma.



Dos días después del golpe de marzo de 1976, el contador público Rodolfo J. Saneman y su esposa, la médica Gladys Meillinger de Saneman -ambos exiliados paraguayos- fueron arrestados en Posadas. Eran afiliados al Movimiento de Partido Colorado (MOPOCO), opositor al régimen de Alfredo Stroessner. La doctora de Saneman fue bárbaramente torturada en la cárcel de la capital provincial y a fines de julio de ese año, entregada a fuerzas militares de Paraguay; internada en el penal de Emboscada, a 40 kilómetros al norte de Asunción y posteriormente llevada a la ESMA. Éste es uno de los datos revelados ayer en la disertación sobre la Operación Cóndor que estuvo a cargo de la prestigiosa historiadora Stella Calloni, realizada en el hotel Continental, y organizada por la Jefatura de Gabinete provincial y la Municipalidad. La historiadora hizo un recorrido por los orígenes del macabro plan llevado a cabo en la época de las últimas dictaduras que tuvieron lugar en América del Sur. Tras dar cuenta del funcionamiento de la organización internacional donde el papel del dictador Augusto Pinochet fue crucial, se dejó en claro que de las operaciones participaban junto a Brasil, Paraguay y Uruguay, la Argentina. A ello se sumaban los países de Latinoamérica donde la CIA tenía poder y presencia.   El objetivo de conocer a fondo los detalles de la Operación Cóndor para la historiadora reside en la necesidad de saber a ciencia cierta la participación en los delitos cometidos en ese entonces, para tener conciencia y terminar de una vez por todas con la impunidad. Así, dar paso a la justicia y fin a los grupos que hasta hoy operan en las sombras.
Los inicios
Sin máscaras ni vueltas Calloni mostró cómo detrás de la internacional del terror, estuvieron los intereses de Estados Unidos. Así detalló que luego de la guerra de Vietnam y la puesta en marcha del Plan Fénix, la potencia norteamericana buscó plantar las bases de las futuras dictaduras en el Cono Sur y consecuentemente el desembarco de las fuerzas de inteligencia que poco a poco fueron dando luz sus propósitos. Así, con una sorprendente política de espionaje a los principales pensadores de América Latina, tuvieron su golpe certero con el derrocamiento del ex presidente chileno, Salvador Allende. Ya en ese entonces el general Augusto Pinochet había establecido firmes vínculos con la CIA que operaba en el país trasandino ya desde 1960. Aquí se destaca un largo tiempo de espionaje que incluía a los dirigentes que eran afines al socialismo.
A esto se suman las políticas de desestabilización de la economía de los países de América del Sur digitadas desde Estados Unidos, que abonarían el suelo donde luego se desarrollaron las dictaduras, tanto en Argentina, como en Uruguay y también en Brasil. 
En 1974 Pinochet viaja a Paraguay y se reúne con Strossner, cita clave para el inicio de la Operación Cóndor, que tuvo su acta fundacional en noviembre del año siguiente. Un año más tarde, los miembros de la Junta Militar Argentina se sumaban junto con los integrantes de la Triple A y grupos paramilitares que desde hace tiempo trabajaban en la clandestinidad.
Este acuerdo que involucró a los países anteriormente nombrados eliminó los límites entre ambos países y sistematizó un sistema de persecución y captura de los denominados "enemigos internos" de cada Nación.
Para Calloni se trataba de una cuestión clave a destacar, un grupo selecto de militares estaban al tanto de las operaciones secretas que se realizaban en un país u otro, y establecían total cooperación en pos de eliminar cualquier amenaza al sistema imperante.
"El operativo se dividía en varias fases. En una primera instancia se realizaba espionaje sobre los blancos y en otra se disponían las acciones a seguir. Entre ellas, las capturas, los traslados y las torturas que a partir de ese momento se hacían sin fronteras. Así un preso refugiado paraguayo era capturado en Argentina, se comunicaba su arresto y era interrogado y torturado por la policía paraguaya. Eso fue lo que le pasó a la doctora Saneman que fue capturada en Posadas", indicó.
La historiadora también hizo referencia al médico Agustín Guaygurú, que escapando de Stroessner, se refugió en Misiones donde trabajó mucho tiempo y que posteriormente tuvo que huir a Paraná, donde lamentablemente fue capturado por la gendarmería nacional y la policía paraguaya con destino incierto.
Esta cooperación internacional que posibilitó llevar a cabo cientos de miles de crímenes no se remitió solamente a países latinoamericanos sino también actuó en connivencia con grupos fascistas italianos e incluso el ejército secreto de Francia. Se pudo comprobar que hubo cárceles clandestinas relacionadas con la Operación Cóndor, en Alemania y hasta en Polonia.
Calloni indicó que todos los datos vertidos en su libro hoy forman parte de los fundamentos para el juicio que se está armando sobre el Plan Cóndor, como también los documentos y comunicaciones hallados en Paraguay por un grupo de prestigiosos periodistas entre los cuales figura Martín Almada. Este trabajador de la comunicación junto a un grupo de colegas sumaron a la causa un compilado de comunicaciones que vinculaban al gobierno de Stroessner con la CIA y también con Pinochet.
Aprender la lección
Sin dudas luego de exponer a grandes rasgos los alcances de la Operación Cóndor y sus consecuencias, la reflexión final de la historiadora se basa en estrictos criterios de justicia. A su parecer, investigar sobre este tipo de acontecimientos nefastos es el único camino posible para dar con los responsables de cientos de crímenes atroces y aprender de los errores. 
"Se trata de comprender un proyecto que tuvo intereses imperialistas. El modelo hegemónico impuso un enemigo interno en los países como forma de distraer a los ejércitos y así poder controlarlos. Esa era la idea de Estados Unidos y hoy la cuestión no es muy diferente. Hoy vemos un Osama Bin Laden al que, operando con grupos especiales, lo capturan y lo matan sin juicio previo. La cosa no ha cambiado", puntualizó

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