Paraguay: memorias y olvidos de una dictaduraPor Liomán Lima (Prensa Latina *) La Habana, (PL)Poco se ha revelado hasta hoy sobre los millares de muertos, desaparecidos y exiliados ocasionados por la más reciente dictadura paraguaya (1954-1989). Aquella situación llevó hace 26 años atrás al politólogo noruego, Johannes Nymark, a exclamar que Paraguay era la gran olvidada del mundo. El abogado Martín Almada, descubridor de archivos sobre las prácticas de terror durante el régimen de Alfredo Stroessner, asegura que lo peor es que a veces ni los mismos paraguayos recuerdan los crímenes de los "años duros". La Agrupación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Asesinados por Razones Políticas del Paraguay (FADDAPY) señala reticencias de la población local en denunciar a los ex represores, al igual que a ciertas tendencias reivindicatorias del gobierno militar. Un sondeo realizado por el diario Última Hora en 2009 señaló que casi 50 por ciento de los entrevistados creía que Stroessner fue un dictador, pero en su período "se vivía bien". Solo 8,3 por ciento caracterizó al militar como violador de los derechos humanos. Estimaciones apuntan que durante esos años, cuando Paraguay tenía tres millones y medio de habitantes, hubo allí entre tres y cuatro mil personas asesinadas, más de 18 mil torturadas, 59 ejecutadas extrajudicialmente y cerca de 377 desaparecidas. La FADDAPY calcula esa última cifra en más de 500 personas. ¿Dónde están los desaparecidos? Similar a la conocida canción del grupo mexicano Maná, centenares de familias paraguayas se preguntan todavía dónde están sus desaparecidos. A 22 años del final de la era "stronista", poco se sabe de ellos. La FADDAPY asegura llevar más de 30 años en el intento de localizar infructuosamente a sus parientes, pero hasta la fecha, ninguna investigación dio con el paradero. En 2010, un grupo de antropólogos halló restos óseos en el patio de un cuartel de policía, pero aún permanecen sin identificar. El Movimiento Nacional de Víctimas de la Dictadura considera que centenares de prisioneros murieron en otros países de la región como parte de la llamada Operación Cóndor, realizada por dictaduras del Cono Sur para asesinar a opositores políticos. Los Archivos del Terror, descubiertos en 1992, revelaron que como resultado de ese plan hubo más de 50 mil asesinados, 30 mil desaparecidos y 400 mil encarcelados. Documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos revelan que esa institución adiestró a centenares de policías y militares paraguayos. La Comisión Verdad y Justicia, que investiga los crímenes de la dictadura, alerta también sobre demoras en condenar a responsables de aquellos hechos. Un informe realizado por esta organización no gubernamental denuncia que en dos décadas concluyeron únicamente ocho juicios en instancias nacionales y tres a escala internacional. Según el director de la comisión, monseñor Mario Melanio Medina, el Estado, la fiscalía y el Poder Judicial no actúan a pesar de las frecuentes denuncias. Aclara que más de dos mil 800 supuestos ex represores nunca afrontaron una causa judicial. Hasta la fecha, solo ocho de ellos recibieron condenas. El mismo Stroessner, derrocado en 1989 después de 35 años en el poder, murió en Brasilia en agosto de 2006, sin ser procesado por los abusos cometidos en su país. De acuerdo con las investigaciones de Verdad y Justicia, la dictadura encarceló, torturó o hizo desaparecer a cerca de 128 mil 77 personas, mientras otras 33 mil optaron por el exilio. Grupos de campesinos sin tierra del norteño departamento de San Pedro señalan que unas ocho millones de hectáreas de terrenos apropiados ilegalmente permanecen en poder de ex colaboradores de Stroessner. Según el Instituto de Desarrollo y la Tierra, no existen mecanismos judiciales para expropiar esos campos. El Partido Comunista Paraguayo denuncia que los terrenos no son las únicas propiedades que aún disfrutan los "stronistas". Esa organización estima que centenares de residencias, negocios, establecimientos y bienes públicos están todavía en manos de ex jerarcas. A más de dos décadas, para algunos, la dictadura paraguaya y sus crímenes parecen haber quedado en el olvido. Decenas de calles de la capitalina Asunción llevan aún nombres de militares del régimen. Sin embargo, la memoria de los muertos y desaparecidos sigue vigente, como un aviso.(*) El autor es periodista de la Redacción Suramérica de Prensa Latina.
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