Apresan a ex cónsul paraguayo en Posadas acusado por delitos cometidos en el Plan Cóndor Se trata de Francisco Ortiz Téllez (71), uno de los hombres fuertes del stronismo. Sobre él pesa una condena de diez años por crímenes de lesa humanidad. Preso. Téllez fue un hombre clave en el Plan Cóndor de las dictaduras. Francisco Ortiz Téllez, considerado uno de los “cerebros” del Operativo Cóndor, fue arrestado el sábado en San Ignacio, Paraguay cuando manejaba su camioneta Nissan Pick Up color rojo y estaba en compañía de un menor. El ex hombre fuerte de la dictadura de Alfredo Stroessner fue interceptado por una camioneta en la que estaban tres agentes de Homicidios de Investigación de Delitos, además de Rogelio Goiburú, hijo del desaparecido doctor Agustín Goiburú, a quien supuestamente el ahora detenido entregó. Stroessner detentó el poder desde 1954 a 1989, y al menos por dos décadas Ortiz Téllez fue cónsul en Posadas, considerándoselo uno de los responsables de la detención y desaparición de unas 150 personas. Defensores de derechos humanos señalan también al ex cónsul como un eslabón importante en el Operativo Cóndor, una estructura montada por las dictaduras militares de Suramérica para la represión ilegal coordinada. Durante la dictadura de Stroessner, los consulados fronterizos eran considerados elementos fundamentales para la vigilancia y represión de los opositores que residían en sus jurisdicciones. Ortiz Téllez fue condenado en 2007 a diez años de cárcel en la causa abierta por el juez Arnaldo Fleitas para esclarecer la desaparición del médico Agustín Goiburú, ocurrida en noviembre de 1969 en Paraná, Entre Ríos, donde estaba exiliado junto a su familia. En aquella fecha, Ortiz Téllez desempeñaba las funciones de cónsul de su país en Posadas tras ocupar cargos en una unidad policial destinada a perseguir a los opositores de la dictadura y, según la resolución judicial, delató a los organismos de seguridad de las actividades del médico de este lado del Paraná. Luego de ser aprehendido, Ortiz Téllez fue trasladado a la Fiscalía de San Ignacio y después llevado a Asunción, en el mismo vehículo en que estaba el hijo de la persona a quien mandó detener hace 32 años. Los hermanos Rogelio y Rolando Goiburú, hijos del médico paraguayo desaparecido Agustín Goiburú, lo acusan directamente a Ortiz Téllez, de 71 años, de haber sido el entregador del mismo tras su secuestro en Paraná, Argentina, el 9 de febrero de 1977. El colaborador de Stroessner fue llevado al penal de Tacumbú, donde ya lo aguardaban decenas de víctimas y familiares de víctimas de la dictadura, quienes a gritos le pidieron que cuente dónde están los cuerpos de los desaparecidos. En el lugar también se concentraron varias personas que sufrieron persecuciones durante el régimen dictatorial. Los hermanos Rogelio y Rolando Goiburú se unieron en un llanto en el momento que Ortiz Téllez ingresaba a la cárcel, al igual que otros ex presos, exiliados e hijos de prisioneros, quienes le pidieron arrepentimiento.

Francisco Ortiz Téllez, el brazo ejecutor del Operativo Cóndor

Francisco Ortiz Téllez, el brazo ejecutor del Operativo CóndorPersiguió y entregó opositores desde la Argentina en su carácter de cónsul. Goiburú fue el caso más sonado de una larga lista. Sus informes iban directo a Montanaro y operaba con inteligencia militar.

Por Miguel H. López (Diario Ultima Hora. Asunción Paraguay) mlopez@uhora.com.py "DIOS GUARDE A V.E." Con esta frase remató el informe al ministro Sabino Augusto Montanaro, cuarenta y ocho horas antes del secuestro y desaparición de Agustín Goiburú. Los últimos datos sobre el médico opositor habían sido transferidos. Era el 7 de febrero de 1977, la década más álgida del terror y el Operativo Cóndor en Sudamérica. "Francisco Ortiz Téllez. Cónsul del Paraguay". Era la firma estampada al pie de cada documento de espionaje y delación contra los exiliados paraguayos en la Argentina. Su contenido era diligentemente transferido a Alfredo Stroessner Matiauda, con copia al temible Pastor Coronel en Investigaciones. El dictador dormía tranquilo. Sabía que "sus ojos, oídos y manos" estaban en permanente acción y vigilantes en todo el norte argentino para infiltrar, perseguir y aniquilar a los "opositores comunistas". Ortiz Téllez tenía recursos financieros, salvoconducto político y diplomático para operar en aquella región extranjera en representación de la dictadura. Ejecutó actos de espionaje y de represión; contrató matones a sueldo y financió atentados contra los paraguayos que estaban en el exilio. Varias veces participó incluso de los operativos de ?cacería' de "las presas". Durante décadas ejerció el consulado. Nada ocurría en la región sin que él lo supiera y por su intermedio Stroessner y sus organismos de seguridad en Asunción. Fue el hombre clave durante los peores años de la represión, para ubicar, detener o desaparecer a quienes se oponían a la dictadura al otro lado del río Paraná. Goiburú fue solo el caso más sonado internacionalmente en su haber. Numerosas individualidades y familias cayeron bajo su ejercicio de la persecución. Palabras como Mopoco, Partido Liberal, Partido Comunista Paraguayo, Partido Febrerista, inundaban sus detallados documentos que se convertían en sentencia de muerte para algunos. El cónsul del dictador articulaba acciones con gendarmes, jefes de inteligencia del Ejército y altos funcionarios de gobernaciones y municipios en Misiones, Argentina. Posadas era apenas su puesto de comando, frente a Encarnación, donde se reunía con asiduidad con los elementos de Stroessner, recibía instrucciones o asistía los intercambios de los prisioneros políticos. El Archivo del Horror en Asunción está atiborrado de los informes que Ortiz Téllez enviaba a Montanaro, Coronel, Stroessner... Fotos, materiales secuestrados, largas listas de personas, expedientes, desaparecidos, presos políticos, formaban parte de esa rutina que mantuvo hasta la caída del dictador en febrero de 1989. Después la impunidad, prodigada por quienes alguna vez se sirvieron de su labor y siguieron mimetizados en los gobiernos de transición, lo cubrió. Anduvo prófugo, a la vista de todos, hasta el sábado pasado.

No hay comentarios: